Hace unos días tuve la oportunidad de compartir una conferencia en línea donde expuse un tema delicado: Acompañar en la enfermedad.
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Una gran cantidad de personas se enfrenta de manera circunstancial o porque las condiciones se dieron así y lo permitieron, de pronto están al cuidado de algún familiar, amigo o ser querido, este acompañamiento se realiza en casa o en algunos casos en hospitales.
Los primeros días de compañía digamos que son llevaderos y de gran entrega, pero poco a poco la atención y esmero hacia el paciente, comienzan a sufrir un desgaste, el cuidado puede convertirse en una carga por diferentes factores.
Esta situación llega a estresar hasta a la persona más paciente y es que estamos hablando de tiempo, dedicación y por qué no decirlo esfuerzo, acciones vitales y necesarias que se requieren para acompañar a quien está enfermo.
En estas circunstancias es muy importante la comprensión del enfermo y es que se debe considerar que su condición es de inestabilidad, crisis y angustia.
Debemos ser empáticos y tratar de comprender las dolencias de quien está vulnerable, esto nos ayudará a entender que los diferentes estados de ánimo pueden ser causados por los medicamentos, el dolor propio de la enfermedad, el tedio por no recobrar la salud y la angustia de no saber la verdadera razón por la que está así, en pocas palabras ¡se siente mal!
Entender en la enfermedad
Como podemos ver hay muchas causas que pueden provocar los diferentes estados de ánimo y esto puede crear un verdadero impacto negativo en los acompañantes.
“Y aunque mi enfermedad fue una dura prueba para ustedes, no me despreciaron ni me rechazaron, sino que me recibieron como si fuera un mensajero de Dios, como si del mismo Cristo se tratara”. Gálatas 4, 14
Entender en la enfermedad es reconocer que el enfermo está en un momento de gran estrés y que a veces necesita sentirse entendido y otras requiere un tiempo para ordenar sus emociones y pensamientos.
La realidad es que, en algunos casos los acompañantes de familiares enfermos quedan tan decepcionados, nerviosos y hasta desilusionados por no saber cómo comportarse, qué decir o qué hacer ante estas crisis.
Una prueba muy complicada
Entendamos algo importante, el enfermo está respondiendo ante lo que le está sucediendo y a lo mejor se está enfrentando a una prueba muy complicada donde está en juego su vida, nada fácil para nadie.
El acompañante no sabe, ni tiene la información para poder aclarar tantas inquietudes, en ocasiones el nivel de tensión es tan alto que surge en ambas partes la desesperación y la incomprensión, motivo por el que el acompañante pierde la calma y en ocasiones piensa que ya no puede seguir adelante.
En este momento, lo más recomendable es dar espacio, dejar que la situación y los ánimos se calmen y comenzar de nuevo. Es decir, no recordar las palabras o acciones hechas y pronunciadas, para continuar de nuevo.
Quienes están enfermos valoran estos actos enormemente, ya que es la nueva oportunidad de comenzar y dejar en el olvido un capítulo que no supieron resolver.
Acompañar en la enfermedad debe hacerse con cuidado, humildad y paciencia. Donde haya más amor, donde primero seas tú y después yo.