José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

¿Se abrió la puerta?


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El Motu Proprio ‘Spiritus Domini’, que recién publicó Francisco de Roma, y en el que se levanta la prohibición de que las mujeres puedan recibir los ministerios litúrgicos instituidos, como lectorado y acolitado, hasta ahora reservados a varones que se preparan para el presbiterado, levantó reacciones encontradas.



Por una parte, se saludó como una gran noticia, un paso más hacia la igualdad entre varones y mujeres dentro de la Iglesia Católica, un reconocimiento a las tareas que ya vienen realizando ellas. Se aprobó en la teoría lo que ya se hacía en la práctica. Pero también hubo reacciones de indignación y molestia, calificando la medida como migajas que se siguen lanzando de la mesa eclesial, siempre ocupada por -y solo por- machos. Uno más de los timoratos cambios impulsados por el Vaticano.

Lo cierto es que si tales ministerios eran asignados en exclusividad a quienes aspiran al diaconado transitorio y al presbiterado, no sería ilógico suponer que, al abrirse esta opción para las mujeres, ellas también puedan acceder en un futuro no muy remoto a tales servicios, como ha venido reclamándose desde hace tiempo, con especial énfasis en el pasado Sínodo de la Amazonía.

Religiosa Y El Papa

Ahora son las conferencias episcopales de cada país las encargadas de tropicalizar esta indicación papal. Que se preparen los obispos, porque las agentes de pastoral estarán impacientes.

Pro-vocación. ¿Y cuándo se le dará su lugar a los ministerios sociales? Mientras se siga valorando sólo el lectorado y el acolitado, en detrimento de las acciones evangelizadoras vinculadas a la pastoral social, continuaremos creyendo que los únicos canales de evangelización son la catequesis y la liturgia. ¿Habrá que esperar unas cuantas décadas más?