Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

A los 90 años de Radio Vaticana, ¿tiene futuro la emisora del Papa?


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La historia

En el último número de ‘La civiltà cattolica’ (cuaderno núm. 4.095, volumen 1, 2021, págs. 274-288), el jesuita Federico Lombardi repasa la historia de la radio del Papa desde su primer mensaje el 12 de febrero de 1931 tras la construcción de la emisora por parte de Guglielmo Marconi –y confiada desde el primer momento a la Compañía de Jesús–. Una puesta en marcha para “ser un instrumento al servicio del Papa para su ministerio de anunciar el Evangelio en el mundo y guiar a la comunidad universal de la Iglesia Católica”. Misión que sigue presente, 90 años después.



Al poco de su fundación, en 1939 ya había un equipo de redacción de jesuitas que tenía emisiones regulares en italiano, francés, inglés, alemán, español, portugués, polaco, ucraniano y lituano. A los mensajes del papa Pío XII se unió un servicio “para localizar a los civiles y militares desaparecidos y hechos prisioneros, para dar noticias a sus familias y, eventualmente, restablecer entre ellas al menos el vínculo de un saludo, un recuerdo” durante la guerra. Recuerda Lombardi que “entre 1940 y 1946 se emitieron un total de 1.240.728 mensajes en 12.105 horas de transmisión real. En algunos casos, las emisiones se reproducían por altavoces en los campos de prisioneros”.

Tras la guerra, las ondas vaticanas lograron atravesar el telón de acero para hacer llegar el mensaje del Papa a la “Iglesia del Silencio”. Por ello se multiplican las emisiones en lenguas eslavas y en algunos países escuchar la Radio Vaticana “podía ser causa de graves castigos, hasta la cárcel e incluso –en algunos casos– la pena de muerte”. El valor de las emisiones de esos años quedó patente después en gestos “como las más de 40.000 cartas que llegaron a la Sección ucraniana en el primer año después de la caída del régimen soviético, o la concesión de una distinción de honor del Estado albanés por la labor de Radio Vaticano”, señala Lombardi.

Mientras sigue la evolución técnica, como la inauguración en 1953 del Centro de transmisiones de ‘Santa Maria di Galeria’ en la campiña romana para desarrollar la Onda Media. Con Pablo VI, la primacía de la técnica dejará un mayor espacio al cuidado de los contenidos con un tono más periodístico. En 1970 se traslada a la actual redacción del Palacio Pío, frente al Castillo de Sant’Angelo. En este sentido, será referente por su servicio de previsiones informativas, el centro de documentación, la información aportada en los viajes papales…

“A finales de los años ochenta, la plantilla de Radio Vaticano, incluidos los redactores y los técnicos, alcanzó un máximo histórico: era de unas 400 personas, de más de 60 nacionalidades diferentes, con más de 30 idiomas utilizados regularmente”, destaca Lombardi que llegará a la dirección en 1991 con indicaciones para reducir el costoso aparato. A la modernización de los programa, seguirán las emisiones vía satélite e internet y las redes sociales. También se distribuirán algunos de sus programas a emisoras de más de 80 países. Por otro lado, una campaña política en Italia contra las ondas electromagnéticas acabaron con las cuatro antenas de Onda Media dirigidas hacia Europa de la radio derribadas. La necesidad de reducir costes también ha detenido otras emisiones y propuestas aunque, a la vez, era más evidente y necesaria una actualización más integral.

Antena Principal Radio Vaticana

La emisora

En 2016, los medios de comunicación de la Santa Sede se unen en la recién creada Secretaría para la Comunicación –hoy dicasterio–. Radio Vaticano se integra en ‘Vatican News’ en 2017 dentro del plan impulsado por el entonces prefecto Dario Edoardo Viganò que, junto con la consultora Accenture Interactive, organiza sus marca en ‘Vatican Media’, ‘Vatican News’ y ‘Radio Vaticana Italia’ –nombre que se mantiene gracias a las transmisiones en FM para Roma (103.8) y la región del Lazio (105.0), así como a través de un canal DAB+ y por TDT, si no habría desaparecido de hecho–.

Si bien las redacciones actuales son una continuación evolucionadas de las que existían en la radio, algunas cosas han cambiado. Andrzej Koprowski, recientemente fallecido en Varsovia el 29 de enero de 2021, director de la radio desde 2005 hasta la desaparición, fue el último director jesuita. La organización establecida por Viganò –la misma que desalojó a los salesianos de la editorial LEV o de la parte técnica del ‘L’Osservatore Romano’ o el servicio fotográfico– dejó a los jesuitas fuera de la partida, haciendo que la radio dejase de ser una “Institución vinculada a la Santa Sede”, con Estatutos propios y encomendada para su dirección a la Compañía de Jesús.

Un nueva etapa en la que se han simplificado las transmisiones, se han establecido nuevos canales de comunicación gracias a YouTube o las redes sociales –principalmente Facebook–; pero que está llamada aún a evolucionar aún más. Para quien escucha la radio del Papa desde países como España, donde la radio informativa y generalista es mayoritaria y con interesantes referencias de calidad periodística en su historia, aquella puede seguir creciendo para ser un producto más radiofónico; sin el menoscabo de la emisión a través de varios formatos y plataformas. En plena evolución del podcast y de las exigencias de la producción sonora, Radio Vaticana está llamada a superar esquemas de producción minimalista –tan propia de la radio italiana– que elabora productos demasiado básicos. (¡Llama la atención que su gran apuesta de programación sea un noticiario semanal en latín!)

Todos nosotros somos responsables de la comunicación que hacemos, de la información que damos, del control que juntos podemos ejercer sobre las noticias falsas, desenmascarándolas. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir, escribía el papa Francisco en su mensaje de felicitación a los trabajadores que continúan este legado. La emisora del Papa tiene mucha Buena Noticia que seguir compartiendo –y puede aprovechar más el potencial comunicativo de toda la Iglesia–. Retos para el futuro. ¡Feliz cumpleaños!