Estamos iniciando los meses más intensos de las elecciones en México que se llevarán acabo en Junio del presente año. Estas elecciones serán de las más importantes que se han tenido en décadas, no solo por el número de candidatos a elegir, 3.526 puestos de elección; sino sobre todo, porque en ellas se votará la visión de país que guiará las decisiones económicas, políticas y sociales de las próximas décadas.
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En este escenario tan delicado el acceso a la verdad sobre la persona del candidato, sus propuestas, sus valores, su historia y convicciones se vuelve fundamental. Es un deber fundamental del cristiano ejercer su voto de manera libre, responsable e informada. No puede guiar su voto solo por prejuicios o campañas de desprestigio; por ello, ha de indagar los principios de los partidos, valorar el testimonio de los candidatos y formarse un recto juicio que lo lleve a promover con su voto el bien común, el desarrollo integral de todos, la justicia y la verdad.
Voto libre, responsable e informado
Sin embargo, ante la desinformación reinante ¿será posible acceder con certeza a la información sobre los partidos y candidatos hoy, o tendremos que renunciar a la posibilidad de conocer los principios y valores de nuestros candidatos?
Entre las dificultades que el elector enfrentará en estas elecciones están: las campañas publicitarias que buscan destruir al candidato contrario más que informar sobre su candidato; las redes sociales que pueden hacer verdad una falsa historia a fuerza de repetirla indiscriminadamente; las herramientas publicitarias dirigidas por segmentos que permiten que solo escuches lo que vaya de acuerdo a tus preferencias; la falta de acceso a información veraz y comprobable.
Estas prácticas confunden y polarizan al hacer creer a los usuarios que su manera de pensar es la de la mayoría, reduciendo con ello la capacidad de diálogo con quienes piensan diverso y dificultando la fraternidad, el diálogo y el encuentro.
Responsabilidad cristiana
Ante este complejo escenario hemos de apelar a la conciencia cristiana, tanto del candidato, como de los comunicadores y por su puesto de los ciudadanos cristianos.
Es una tentación de los candidatos convertir su campaña en un proyecto personal para perpetuarse en el poder; este egoísmo los lleva a mentir, prometer lo imposible e instrumentalizar las carencias del pueblo (cf. FT 159).
La fe ofrece criterios que apelan a la honestidad, la responsabilidad y el compromiso con los más débiles. Cada candidato puede aportar mucho, desde sus convicciones cristianas, para que su campaña se funde en propuestas claras, solidarias y honestas.
Promotores de la veracidad
Los productores de contenidos para medios de comunicación han de evitar la tentación de destruir al adversario y proponerse comunicar las propuestas de su candidato, esto será una opción más honesta y cristiana. El Papa Francisco recuerda su responsabilidad: “que las actuales formas de comunicación nos orienten efectivamente al encuentro generoso, a la búsqueda sincera de la verdad íntegra, al servicio, a la cercanía con los últimos, a la tarea de construir el bien común” (FT 205).
Los ciudadanos tienen la gran responsabilidad de convertirse en protagonistas de las campañas políticas al exigir información veraz, clara, significativa que les permita tomar la decisión por la propuesta que mejor garantice el bien común y el desarrollo integral de las personas y la sociedad.
Pasamos en México por un momento crucial para el futuro de nuestro país; todos estamos llamados a vivir nuestra responsabilidad como ciudadanos y como cristianos. Para ello hemos de asumirnos como promotores de la veracidad, evitando campañas que polaricen, promoviendo el diálogo y el encuentro, y difundiendo contenidos veraces de los candidatos.
Escrito por Héctor Pérez. Asesor de la Academia de Líderes Católicos México y obispo auxiliar Arquidiócesis de México