Guadalupe Curual, una mamá de 20 años, fue apuñalada en el tórax por su expareja. En la avenida principal de la localidad de Villa La Angostura, la atacó frente a los turistas que paseaban por la ciudad.
Había realizado seis denuncias por violencia de género, acción que llevó a la justicia a otorgarle al agresor restricciones perimetrales. No alcanzó. El siguió amenazándola y persiguiéndola.
Cercanía de la Iglesia local
El párroco de Nuestra Señora de los Lagos, Julio César Mora González, ofreció la solidaridad con la familia de la joven fallecida. Mostró su congoja por la situación y se comprometió a acompañar en el dolor. “Sabemos que en estos momentos ninguna palabra ayuda, pero sabemos que el pueblo está con ellos, que la comunidad está con ellos, que los respalda”.
Pidió que la hija de Guadalupe reciba todo el amor y la ternura de su familia y de Dios. Con respecto a la muerte de la joven, comentó que hicieron oración y vigilia; que quisieron unirse para que descanse en paz: “para que esta chica que fue violentada, que fue golpeada, maltratada, que venía ya de una serie de atropellos, encuentre esa paz, esa tranquilidad en Dios”.
El sacerdote también reclamó justicia para Guadalupe y para su familia. Afirmó que sabían que este hombre tuvo denuncias, que tenía antecedentes, “así que lo que pedimos es que se fortalezca la justicia, que realmente haya justicia para esta chica”.
El reclamo del obispo
Por su parte, el obispo de Neuquén, Fernando Croxatto, sumó su voz para alertar sobre el momento que estamos viviendo, “en este tiempo en que estamos sumergidos en incertidumbres y se acrecientan las violencias, donde pareciera que hemos perdido el rumbo como sociedad…”. Asimismo argumentó: “Pareciera que no nos reconocemos unos a otros, y el otro, justamente, es el que me hace daño”.
Recordó las palabras del papa Francisco en ‘Fratelli Tutti’: “Es un hecho que doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos”.
Croxatto abogó por recuperar la identidad como personas desde lo profundo del corazón humano: “Como cristianos sabemos que tiene que ver con la conversión del corazón y tenemos que poder acompañar estos procesos donde la caridad empieza en nuestra propia casa y se extiende más allá de mí mismo”.