El voto
Mientras llega la próxima asamblea del Sínodo de los Obispos, dedicada precisamente a la sinodalidad en otoño de 2022, se va trabajando para cambiar el hecho de que al menos las superioras generales presentes voten el documento final y la propuestas, como ya hacen sus homólogos varones. Mientras esos llega, la renovación de la secretaría del órgano rescatado por el Vaticano II garantiza ya un voto femenino.
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La religiosa javeriana francesa Nathalie Becquart es subsecretaria del Sínodo de los Obispos, junto al agustino español Luis Marín. Si bien, Becquart ya formó parte de la organización del Sínodo de los Jóvenes; su experiencia en instituciones episcopales viene respaldad por sus casi 10 años al frente del servicio pastoral para los jóvenes de la Conferencia Episcopal Francesa.
“El Papa es un sembrador: ha tirado varias semillas, ahora hace falta tiempo para ver cómo sale la mies. Solo hace falta ver la reacción de la opinión pública por el nombramiento de Nathalie”, señalaba a Vida Nueva Marie-Lucile Kubaki, corresponsal vaticana del semanario católico francés La Vie y autora de un libro con la hermana Nathalie. “Estas medidas, sumamente simbólicas, indican que el Papa está actuando poco a poco y llevando adelante un cambio cultural, en el que el reconocimiento de las mujeres va a la par de la lucha contra el clericalismo. Quiere subrayar que se puede desconectar el sacerdocio del poder”, destaca.
Las acólitas
La última misa del papa Francisco en Irak, en el estadio de Erbil, nos ha dejado la imagen de dos chicas con velo ejerciendo como acólitas, siendo las encargadas en las celebración de portar la mitra y la férula del Papa. Puesta en práctica de la modificación del Derecho Canónico hecha por Francisco el pasado mes de enero para dar más protagonismo a la mujer facilitando el reconocimiento del acceso al electorado y el acolitado.
Frente a la resistencia de teólogos y liturgias que veían un problema en que este reconocimiento abriera la puerta del acceso a las mujeres al orden sacerdotal; Francisco publicó la carta apostólica en forma de motu proprio ‘Spiritus Domini’, el pasado 11 de enero cambiando el párrafo 1 del artículo 230, que reservaba estos ejercicios a los varones. “Los laicos que tengan la edad y las habilidades determinadas por decreto de la Conferencia Episcopal, pueden ser empleados permanentemente, mediante el rito litúrgico establecido, en los ministerios de lectores y acólitos; sin embargo, esta concesión no les da derecho al sustento o remuneración de la Iglesia”, reza el citado párrafo ahora. Por tanto, se trata de un cambio histórico, en tanto que a partir de ahora ellas tendrán funciones en el altar. Según palabras del propio Bergoglio en su misiva, este cambio obedece a un “desarrollo doctrinal que se ha logrado en los últimos años”.
Los fichajes
La política de fichajes del pontífice está marcada por criterios como la internacionalización de la Curia y, también, por cierta feminización. Además del mencionado de la nueva subsecretaria del Sínodo de los Obispos, en 2020 fue destacado el nombramiento de Francesca di Giovanni, subsecretaria en la Sección para las relaciones con los Estados.
No son casos aislados. Por seguir en el entorno sinodal, el papa Francisco nombró en mayo de 2019 a la jesuitina Mª Luisa Berzosa como consultora de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos por un período de tres años. Precisamente la religiosa participó en la Comisión de Expertos del Sínodo de los Jóvenes de octubre de 2018, siendo la única española en sentarse en el aula.
En los organismos vaticanos hay mujeres al frente de los Museos y en algunas secciones, pero es significativo también que, desde agosto de 2020, 6 de los 7 integrantes laicos del Consejo de Economía son mujeres: dos británicas, dos alemanas y dos españolas, mientras que el único miembro masculino es italiano. Francisco sigue arrojando semillas… y parece que caen en tierra bien dispuesta (aunque, como dice la parábola, siempre hay zarzas tratando de ahogar las nuevas iniciativas).