Introducción
Es tradición piadosa contemplar los siete dolores y gozos del patriarca san José, número que significa totalidad. En ellos se contempla la vida entera del patriarca, escogido por Dios para dar amparo legal y paterno al Hijo de María, concebido por obra del Espíritu Santo y nacido de María virgen. En los textos sagrados, se descubre que tanto la vida de san José como la de María, su esposa, estuvieron ungidas, desde el primer momento, con el sello de la cruz, como lo estará la vida del Nazareno.
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Sin violentar los textos, cabe, no obstante, intuir lo que supuso para san José la misión de esposo de María y, a la vez, ejercer socialmente el amor y la entrega de padre de Jesús, como señala el papa Francisco en su carta “Con corazón de Padre”: “José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José” (‘Patris Corde’).
A manera de vía crucis, contemplamos las escenas relacionadas con la vida y misión de san José que narran los evangelios, fijándonos en los textos que aluden a las diferentes circunstancias, humanamente adversas y dolorosas, y que revelan la calidad y santidad del “hombre justo”, y “para entender qué tipo de padre fuese y la misión que la Providencia le confió” (Francisco PC), con la intención de hacernos conscientes de lo que significa tener como protector a quien ha vivido nuestras vicisitudes.
1.- San José, el esposo de María
“La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo” (Mt 1, 16.18) El esposo de Maria vivió, fiado de Dios, su relación afectiva con la Virgen María.
¿Tú has abrazado la misión que Dios te ha confiado?
2.- San José vive la ausencia de María, su esposa, durante tres meses
“En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. (…) María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa (Lc 1, 39-40.56). Cuando se quiere a una persona, es dolorosa su ausencia prolongada. San José vivió seguramente con extrañeza y con preocupación el viaje de María a la montaña de Judea durante más de tres meses.
¿Tienes el corazón desprendido de toda dependencia?
3.- San José percibe que María, su esposa, espera un hijo
“María estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado” (Mt 1, 18-20). De forma compendiada nos narra el evangelista las dudas, miedos y dolor que sufrió san José al percibir el embarazo de María, su esposa, sin haber tenido relación con él.
¿Te sorprendes pensando mal del prójimo, con juicios internos desfavorables?
4.- San José debe bajar con su mujer embarazada a Belén
“Todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. El papa Francisco califica este viaje de muy duro: “Después de un largo y duro viaje de Nazaret a Belén” –más de 120 kilómetros–, en el que no faltarían contratiempos.
¿Cómo asumes las circunstancias adversas y penosas?
5.- San José no encuentra lugar adecuado para el parto de María
“Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada” (Lc 2, 4-7). Vio nacer al Mesías en un pesebre, porque en otro sitio “no había lugar para ellos” (Lc 2, 7), (Francisco, PC 1). La sensibilidad y el amor de san José por María, al tenerla que cobijar en los días del parto en una cueva, tuvieron que suponer un desgarro muy grande. Reza la oración: “Por el dolor que experimentaste al ver nacer al Niño Jesús en tanta pobreza…”.
¿Sabes poner amor en tiempos difíciles?
6.- San José circuncida al niño Jesús
“Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción” (Lc 2, 21). Comenta el Papa: “Tuvo la valentía de asumir la paternidad legal de Jesús, a quien dio el nombre que le reveló el ángel: «Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Como se sabe, en los pueblos antiguos poner un nombre a una persona o a una cosa significaba adquirir la pertenencia, como hizo Adán en el relato del Génesis (cf. 2,19-20), (PC 1) Reza la oración: “Por el dolor que experimentaste al circuncidar al Divino Niño…”
¿Te duele el sufrimiento de los demás?
7.- San José escucha las palabras del anciano Simeón a María
“Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: ‘Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción –y a ti misma una espada te traspasará el alma–, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones’” (Lc 2, 33-35). “En el templo, cuarenta días después del nacimiento, José, junto a la madre, presentó el Niño al Señor y escuchó sorprendido la profecía que Simeón pronunció sobre Jesús y María (cf. Lc 2, 22-35), (PC). Reza la oración: “Por el dolor que experimentaste al escuchar la profecía del viejo Simeón, que anunciaba la perdición de tantas almas mientras tomaba al Niño Jesús en sus brazos…”.
¿Sientes el rechazo de algunos a la persona de Jesús y a la existencia de Dios?
8.- San José, siempre en segundo plano
“Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra (Mt 2, 10-11). El papa Francisco contempla esta escena: “Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12), que representaban respectivamente al pueblo de Israel y a los pueblos paganos. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. A todos ellos va dirigida una palabra de reconocimiento y de gratitud” (Francisco, PC 1).
¿Te descubres con afán protagonista o sabes hacer el bien de manera anónima?
9.- San José debe emigrar con el Niño y su madre, perseguidos por Herodes
“El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo’” (Mt 2, 13). “Para proteger a Jesús de Herodes, permaneció en Egipto como extranjero” (cf. Mt 2,13-18). (PC). Reza la oración: “Por el dolor que experimentaste al huir a Egipto…”.
¿Cómo tratas a los migrantes y a los desplazados, a quienes no conoces? ¿Descubres en ellos a Cristo?
10.- San José vuelve del exilio, y le asalta el miedo
“El ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: ‘Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño’. Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá”. (Mt 2, 19-22). Reza la oración: “Por el dolor que experimentaste en la persecución del Niño Jesús…”.
¿De qué tienes miedo?
11.- San José se asienta en un a tierra marginal, Galilea de los gentiles
“Avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret” (Mt 2, 23) “De regreso en su tierra, vivió de manera oculta en el pequeño y desconocido pueblo de Nazaret, en Galilea –de donde, se decía: “No sale ningún profeta” y “no puede salir nada bueno” (cf. Jn 7, 52; 1, 46)–, lejos de Belén, su ciudad de origen, y de Jerusalén, donde estaba el templo” (PC).
¿Amas el lugar donde vives?
12.- San José junto con María buscan angustiados a Jesús
“… Cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: ‘Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados‘ (Lc 2, 41-48). “Cuando, durante una peregrinación a Jerusalén, perdieron a Jesús, que tenía doce años, él (José) y María lo buscaron angustiados y lo encontraron en el templo mientras discutía con los doctores de la ley (cf. Lc 2, 41-50). Reza la oración: “Por el dolor que sufriste cuando se perdió Jesús…”.
¿Te descubres en actitud de búsqueda? ¿Qué buscas? ¿A quién buscas?
13.- San José pudo percibir la sospecha acerca de su paternidad
“Sus padres solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre (Lc 2, 41-42) “Jesús les dijo: ‘Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre’. Le replicaron: ‘Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios’” (Jn 8, 39-41). En estos textos se contienen veladamente datos de lo que pudo ser una noticia social del origen de Jesús. Solo los niños huérfanos suben a los doce años a cantar la ley. Si el evangelio señala que cuando Jesús tenía doce años subieron con él sus padres, implícitamente este dato revela que José no es padre de Jesús. Esto es motivo de que lo insulten.
¿Percibes la bienaventuranza cuando eres tratado de manera injusta?
14.- San José, carpintero, le deja a Jesús un crédito social humilde
“¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero?” (Mt 13, 54-55) “Sabemos que fue un humilde carpintero” (Francisco, PC 1). Si José era consciente de la identidad de Jesús por las revelaciones que había tenido, tuvo que ser doloroso ver cómo su Hijo tenía que trabajar duramente para ganarse el pan, sin poderle dejar un patrimonio que le eximiera de la penosidad que suponía el ser albañil, o carpintero. Siempre gusta dejar a los hijos una herencia mejor que la recibida.
¿Te da vergüenza tu identidad, tu profesión, tu trabajo?
15.- San José, hombre justo
“José, su esposo, de la casa y familia de David” (Lc 2, 4), como era justo” (Mt 1, 19), su recuerdo es bendito (Prov 10, 7), será perpetuo (Sal 111, 6), crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios; en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, mi Roca, en quien no existe la maldad. (Sal 91, 13.16) “El justo por su fe vivirá” (Hab 2, 4).
¿Te encomiendas a San José? ¿Sientes su protección?
Oración
Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal. Amén (Francisco).