El responsum sobre bendiciones a uniones homosexuales constata la línea doctrinal conocida de la Iglesia: no se puede bendecir pareja o relación que implique praxis sexual fuera del matrimonio. El texto entiende inaplicable el rito litúrgico de bendición a uniones de hecho porque puede parecer una imitación de la bendición nupcial sacramental.
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— Revista Vida Nueva (@Revista_VN) March 21, 2021
La misma nota confirma el rechazo a toda discriminación injusta y se abre a la participación de homosexuales en la liturgia, las oraciones comunitarias y los ministerios laicales. Se llama a que la comunidad halle las modalidades adecuadas para compartir el camino de fe cristiana de las uniones homosexuales.
Que se considere inadecuado un rito litúrgico no implica que no se trabaje pastoralmente con estas uniones, porque, aunque hay aspectos que la Iglesia no asume de su praxis sexual, sí existen, como confirma el responsum, “elementos positivos que en sí mismos son de apreciar y de valorar”, que son buenos –bendecibles, por tanto– y que requieren acompañamiento, formación y un itinerario para cuidarlos.
Será más de Dios una unión homosexual en la que haya cuidado, fidelidad, oración o atención parental a sus hijos, que una en la que se descuiden esos aspectos positivos.
Las claves de ‘Amoris laetitia’
El reto está en continuar la acogida, integración, acompañamiento y discernimiento que marcó ‘Amoris laetitia’, lo que implica una pastoral específica para estas uniones con la denominada praxis sexual, e incluye a las homosexuales.
Quedaría por profundizar, como pidió ‘Amoris laetitia’, el paradigma antropológico y espiritual de sexualidad y erotismo, y eso nutre sustancialmente este posicionamiento. La Iglesia dice no poder bendecir las uniones homosexuales, pero la realidad es que muchas de ellas viven bendiciendo a la Iglesia.