Tribuna

Los mil modos de una noticia

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Cuando estudié periodismo nos mostraron este titular: “El Presidente de México al llegar a Madrid preguntó si había tuberculosis. Afirmó que está vacunado”. Se encontraba con el subtítulo: “Posible Escándalo”.



¡Y era verdad!

Cuento lo que sucedió, eso, que figura en el cuerpo de la noticia y que generalmente pasamos de largo o solemos leer con el prejuicio del título. Efectivamente el presidente de México había llegado de visita oficial a España. En la conferencia de prensa del aeropuerto, un periodista, haciendo alusión a un problema doméstico, le preguntó ¿está enterado de la situación de la tuberculosis de nuestra ciudad? A lo que el mandatario contestó con un tono asombrado ¿hay tuberculosis en Madrid? ¡Hace años que todos estamos vacunados! Eso no fue lo esencial de la conferencia pero trascendió como lo importante y con tinte escandaloso.

No se puede negar que, el titular, fue lo que expresó el visitante mexicano. Pero esa expresión fue sacada de contexto, usada para desprestigiar personas y poner el foco de lo que se habla y piensa, en algo banal para distraer la atención de vaya a saber qué situación que no conviene que se sepa. También para generar ingresos y figurar en las “tendencias”. De ese modo, se desfigura el rostro de la noticia que pasa a tener mil modos, también por quien la produce como por quien la aborda y transmite.

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Anuncio y denuncia

Con este ejemplo inventado, el profesor nos enseñó que no todo es lo que parece y a ser más críticos y profundos a la hora de leer. Se detuvo especialmente en la seriedad del comunicador y en la sacralidad de nuestra profesión. El periodista muestra el rostro del mundo. Una noticia nunca es inocua, siempre anuncia y denuncia. Más que lo que dice la noticia hay que leer entre líneas, interpretarla, compararla con otras fuentes, analizar esa fuente. También lo que deja en el corazón. Aunque sea una mala noticia si está bien tratada, huele a alimento, de lo contrario produce aturdimiento, hartazgo, más de lo mismo.

Una noticia debe asentarse sobre tres patas: verdad, bondad y belleza. Tiene que ser verdadera, buscar el bien y con la belleza de algo que es bien recibido porque no sólo tiene cuerpo, también tiene alma. Es como la buena noticia del Evangelio, pocas palabras para definir lo esencial, lo que hace bien, lo que nutre, lo que permanece.

No son pocos los titulares, como el ejemplo de mi profesor, que circulan en todo momento. Espero que a partir de esta columna no se diga: “El presidente de México, por temor al contagio, se vacunó contra la tuberculosis antes de viajar a España. Lo escribió Silvia Somaré”.