Un párroco y el vicario que le asiste han sido detenidos en París por haber oficiado una misa de Pascua en la que, tal como explica EFE, no se aplicaron reglas básicas para evitar contagios por Covid-19. Asimismo, el arzobispo de París, Michel Aupetit, ha mostrado su condena a lo ocurrido, anunciando la apertura de un proceso interno contra el párroco.
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Por su parte, la Fiscalía de París ha indicado que los eclesiásticos, pertenecientes a la parroquia de Saint Eugène Sainte Cécile, tienen una investigación abierta por los cargos de “poner en peligro la vida de terceros, no llevar mascarilla y organizar una reunión de más de seis personas sin aplicar esas reglas”. Infracciones que, en su conjunto, pueden llegar a ser castigadas con 15.000 euros de multa y un año de cárcel.
Instrucciones claras de la Diócesis
De hecho, la Diócesis incide en que las medidas de prevención del Covid, no respetadas por el párroco, “habían sido objeto de instrucciones claras, recordadas periódicamente por la diócesis de París a todas las parroquias”. Por otro lado, “a la espera de la conclusión de este procedimiento canónico”, la Diócesis ha pedido nuevamente que “se haga cumplir estrictamente el respeto a las medidas sanitarias en esta iglesia”.
Las imágenes, publicadas por el diario Le Parisien, conllevaron una gran indignación que llegó incluso al Gobierno del país, que calificó de “inadmisible” lo ocurrido, más aun en un momento en el que Francia ve endurecidas las medidas para paliar la pandemia, ya que, además de los 98.000 fallecidos, hay cerca de 31.000 personas hospitalizadas por coronavirus en el país, 5.700 de las cuales están en cuidados intensivos.
El apoyo de Sarah
A pesar de todo, el párroco de París ha encontrado un aliado en el Vaticano: el cardenal Robert Sarah, quien, en una carta pública, ha expresado su apoyo al sacerdote y su vicario. “Deseo expresarle a usted, así como al padre Gabriel Grodziski, mi apoyo y mi compasión en este calvario que le toca como párroco, y por tanto párroco de almas, pidiéndole que transmita amablemente a los feligreses la iglesia de Saint- Eugène-Sainte-Cécile, la seguridad de mi ferviente oración, en particular en el altar del Santo Sacrificio de la Misa”, escribe el purpurado en la misiva.
“Los bendigo a todos con todo mi corazón al encomendarlos a Nuestra Señora Consoladora y a San José, protector de la Iglesia universal en este año que le está consagrado”, continúa Sarah. “Deseándoles buena suerte y confianza inquebrantable en Dios a la luz de la Pascua que celebramos con alegría en este momento, les pido que crean en mis sentimientos muy cordiales en Cristo Resucitado, con la seguridad de mi oración por su ministerio sacerdotal en Saint-Eugène-Sainte Cécile”, asevera.