Fortu y ‘La Mari’, su madre, se han convertido en todo un fenómeno en las redes sociales gracias a su espontaneidad y su divertida relación. Según el querido vocalista del grupo Obús, “es un regalo poder disfrutar de la sonrisa de mi madre, con 87 años, porque además de haberme dado la vida, es mi compañera y mi amiga”.
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PREGUNTA.- Se ha reinventado, esta vez con su madre, y sois unos ‘influencers’ con miles de seguidores en Instagram. ¿Cómo nace la idea?
RESPUESTA.- Mi madre estaba en Madrid y se vino conmigo a Almería porque estaba más segura por el COVID. Pero se posicionó y ya no hay quien la eche. Se ha convertido en la dueña y señora, la capitana general de mi casa (risas). ¡Y teníamos que “recolocarla” laboralmente! (risas). En serio: ha sido una bendición para ella y para mí. Estamos muy unidos.
P.- Mari, ¿qué le parece haberse convertido en una celebridad en redes?
R.- Pues muy bien, porque la edad no tiene que ver con querer divertirse y pasárselo bien. Y más con el “bicho” que nos ronda.
Fortu: Ella, con la zapatilla –que es un arma mortífera–, ha ido dándole golpes al bicho y se lo ha ido quitando de alrededor.
Capones por desobediente
P.- Cuando grabáis los vídeos para Instagram, ¿su hijo le hace repetir mucho o a la primera lo dais por bueno?
R.- Alguna vez me hace repetir, pero yo le sigo regañando, tirándole del pelo y dándole capones como cuando era un crío. ¡Es que es muy desobediente y no me hace caso! (risas). Guisamos como cualquier familia y cuando nos sentamos se nos ocurre grabarlo… ¡y lo que salga! Hacemos lo que haría cualquier familia con guasa. Nada está preparado. Solo repetimos si nos equivocamos.
P.- ¿Y cómo va el tema de los conciertos, Fortu?
R.- Vamos haciendo bolos relajados, demostrando que la cultura es sana, que no crea peligro, aplicamos todas las normativas y con el aforo que nos marcan. Hay que salir, no podemos vivir con miedo, pero debemos hacerlo con cabeza… Quizá no salgan los números, pero psicológicamente es importante. Menos mal que el tema de los vídeos me ha servido para no pensar en la mala situación que atravesamos los músicos… al menos, he canalizado mi creatividad. (…)