“Siempre hay hueco para otro extranjero en la mesa”. El cardenal Michael Czerny recurrió a esta imagen a la hora de presentar el Mensaje del papa Francisco para la 107ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebra el 26 de septiembre y cuyo contenido fue publicado este jueves por el Vaticano.
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El purpurado jesuita, subsecretario de la Sección para los Migrantes y Refugiados del dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, estaba acompañado por el sacerdote Fabio Baggio, también subsecretario del citado organismo, que comentó que “desde su primer viaje a Lampedusa, el Papa no se ha bajado de la barca” de los inmigrantes. “Siempre ha viajado con estas personas, expresando suavemente su cercanía. Lo mismo han hecho las Iglesias locales, que siguen abiertas para ellas”, destacó Baggio.
No solo para los propios ciudadanos
En la presentación del documento también participó la religiosa salesiana Alessandra Smerilli, subsecretaria del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral y presidenta del grupo de trabajo sobre economía de la Comisión Vaticana Covid-19. En el día en el que el presidente estadounidense, Joe Biden, abrió la puerta a la suspensión temporal de los derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas contra el coronavirus, Smerilli insistió una vez más en que “no saldremos nunca de la pandemia” si estos preparados no llegan “a todo el mundo”.
“Es inútil pensar primero en los propios ciudadanos y luego en los demás. Es algo que vale para la salud pero también para la economía. Si queremos acabar con esta situación dramática deberíamos pensar en toda la población y no solo en los ciudadanos de nuestro propio país”, advirtió la subsecretaria del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral.
Aplauso a la Red Clamor
Propuso como ejemplo a seguir a los jóvenes participantes en la iniciativa ‘La Economía de Francisco’, que quieren “que los pobres, los descartados, los excluidos, los migrantes y refugiados estén en el centro de la economía”.
Al hablar de las iniciativas concretas de las Iglesias locales para acoger a los desplazados, Baggio mencionó el caso de las comunidades cristianas latinoamericanas volcadas en la ayuda a los 5,6 millones de desplazados venezolanos. Aplaudió en particular la Red Clamor, promovida por el Celam, que constituye “una de las mejores prácticas en este territorio y ha recibido el aplauso de las grandes organizaciones”.