Un equipo científico internacional acaba de descubrir en el Amazonas una nueva especie de pequeño búho chillón y no han dudado en bautizarlo con el nombre ‘Megascops stangiae’, en homenaje a la hermana Dorothy Stang, asesinada en 2005.
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Religiosa de la congregación de Notre Dame de Namur, dedicó cuarenta años a los pobres más recónditos y abandonados del Amazonas y a la lucha valiente contra la aniquilación de su hábitat. Fue asesinada a tiros por dos sicarios por orden de un hacendado. En 2010, todos fueron condenados a prisión.
⏯️ ‘Megascops stangiae’
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— Revista Vida Nueva (@Revista_VN) May 23, 2021
Cada nueva especie de fauna o flora que se descubre llama a la esperanza. En un mundo que está perdiendo tanto con la pandemia, el papa Francisco nos dice que es más necesaria que nunca la Esperanza. Un reciente estudio sobre la religión en Francia, realizado por P. Portier y J.-P. Willaime, sostiene que el enorme aumento de personas sin religión se debe principalmente a la pérdida de la dimensión de la esperanza. En 1952, un 4% decía no tener religión y, en 2018, llegó a un 58%.
¿Qué esperanza llevó a ‘santa’ Dorothy Stang al Amazonas más sufriente? Era como ese pequeño búho chillón: habitando en la noche oscura, con los ojos muy abiertos, humilde, sabia a conciencia, encarnada en el lugar, dando voz a las palabras de quienes casi siempre las pierden. Cuando la estaban enterrando, en aquel lugar de la selva donde fue asesinada, un campesino del pueblo gritó entre el público: “¡No estamos enterrando a Dorothy, estamos plantándola!”.
La verdadera Esperanza puede parecer en peligro de extinción, pero también está por descubrir. Algún día los científicos llegarán otra vez a nombrarla porque es imprescindible para el ser humano. Desde el fondo de cada cosa y en la periferia de los más sufrientes, debemos ser como ese buhito chillón en plena noche.