El periodista José Naranjo y la aplicación RefAid han sido los premiados en la tercera edición de los Premios Padre Arrupe de Derechos Humanos, concedidos por el Instituto Universitario de Estudios Sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas (IUEM). Estos galardones reconocen el trabajo de personas e instituciones que destacan por su labor o actividad en la defensa y promoción de los derechos humanos en el ámbito de las migraciones y refugio en cualquiera de sus campos y contextos de actuación. “Es lo que se premia: la lucha por la justicia, la protección y el acceso a derechos”, según el jurado.
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Naranjo –reconocido “por su manera particular de mirar y contar realidades tremendamente complejas y hacerlo con compromiso e intención”– agradeció el galardón haciendo hincapié en que la inmigración muestra “con una claridad elemental, probablemente como ningún otro, la profunda injusticia del mundo que hemos construido”. Y recordó que “quienes se aventuran hacia una vida mejor siguen siendo golpeados y esclavizados, bloqueados en las fronteras, humillados, ellas también violadas, o convertidos en moneda de cambio… el trato indigno que reciben quienes llegan a nuestra tierra alcanza cotas de infamia”. Asimismo, reivindicó el trabajo de los periodistas, que deben “explicar los contextos, las causas profundas del hecho migratorio que, en ocasiones, nos señalan como responsables por acción o por omisión. Llegar hasta donde sea necesario”.
Por su parte, la aplicación móvil RefAID fue galardonada por hacer más seguro el tránsito de las personas migrantes y refugiadas a través de una aplicación para móvil que informa a las personas migrantes y refugiadas sobre la localización de diferentes tipos de ayuda y recursos. “Son una inspiración para el trabajo de acompañamiento integral y en red”, según el jurado de los III Premios Padre Arrupe de Derechos Humanos.
Contra la cultura del descarte
Durante la entrega de premios también intervino Javier Cortegoso, coordinador de GIAN Migration, la red que recoge la mirada global en el trabajo con migrantes y refugiados de los jesuitas en el mundo. “Ningún flujo migratorio en el planeta se puede ya explicar con una razón sola, en todo el mundo los flujos migratorios comparten la característica de ser multicausales, pero además estas causas o violencia o violaciones se interrelacionan, se alimentan unas a otras”, aseguró. Y se refirió a las diferentes violencias que se esconden detrás de los éxodos: estructural; institucional; armada; social y criminal; contra la Casa Común, y la del descarte, “aquella que se ejerce sobre todos esos grupos más vulnerados entre los vulnerados, los descartados entre los descartados”.
Como resaltó durante la presentación el director del IUEM, Alberto Ares, los galardones se entregan en un año especial, ya que la Compañía de Jesús celebra el V Centenario de la conversión de Ignacio de Loyola. “Hace 500 años, en la ciudad de Pamplona, un cañonazo cambió los planes de vida de Ignacio de Loyola, e inició un proceso que lo llevó a su conversión. La fragilidad, la vulnerabilidad, fue condición de posibilidad para encontrarse con las grandes preguntas de la vida, aquellas que dan sentido a la existencia. Arrupe, tuvo una conversión parecida cuando recorrió la vulnerabilidad de los campos de refugiados hace más de 40 años”, aseveró Ares.
Ares subrayó que vivimos tiempos complejos en los que se deben cambiar las estructuras injustas generando solidaridad. “Este tiempo que vivimos nos ha hecho reconocer cómo la población migrante y refugiada más vulnerable ha vivido y sigue manteniéndose con una fuerte vulnerabilidad”, avisó.