La vida en el campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos, se ha vuelto “un infierno” con la pandemia y el incendio que se produjo en septiembre de 2020 ya que muschos perdieron los poco que tenía. La única forma der salir son los corredores humanitarios. Gracias a la Comunidad de Sant’Egidio un grupo de 40 refugiados ha comenzado “un itinerario personalizado de integración que incluye la escolarización de los niños” en Italia.
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En territorio amigo
Entre quienes acaban de llegar a Milán está una madre afgana y sus tres hijos. Tuvieron que pasar la noche al raso, sin medicinas, tras el incendio y ahora sientes que están en un “territorio amigo” en el que pueden comenzar “una nueva vida”, señalan la web de la comunidad en Madrid. La violencia les obligó a salir de Afganistán y ahora van a vivir en la ciudad italiana.
El inicio de este proceso es fruto del acuerdo de colaboración de las autoridades griegas y el apoyo de la Comisión Europea. “Hoy empiezan una nueva vida lejos de la violencia, el terrorismo y el fanatismo. Hoy empieza para las niñas la posibilidad de estudiar sin sentir miedo”, señalan desde la comunidad.
Los corredores humanitarios han permitido que desde febrero de 2016, más de 3.500 personas hayan llegado de forma segura a Italia, Francia, Bélgica y Andorra procedentes de los campos de refugiados de Lesbos y Líbano. Al llegan al lugar de hospitalidad, inicial un itinerario personalizado para su integración, que incluye la enseñanza del idioma del país de acogida, apoyo para la búsqueda de empleo, un lugar donde vivir y escolarización para los niños.