Pliego
Portadilla del Pliego nº 3.230
Nº 3.230

10 pistas para una pastoral con sanitarios hoy

Las profesiones sanitarias pueden ser, como tantos otros desempeños vocacionales, trampolín privilegiado y camino abierto hacia Dios. Enfermeros, auxiliares, médicos, psicólogos y celadores se asoman –con sus ojos y en sus manos– al misterio profundo del ser humano que sufre y ama, resiste y espera, confía y batalla. Y por eso les está concedido rozar, aunque sea un instante, el misterio mismo de Dios.



Tal es la tesis fundamental de estas páginas, que podemos sintetizar del siguiente modo: la atención pastoral a los sanitarios debe ser una ayuda para que experimenten y reconozcan, en lo concreto del ejercicio de su profesión, la presencia viva del Resucitado, que ya está saliendo a su encuentro a través de quienes sufren. En otras palabras: ser sanitario –en clave creyente– es, al mismo tiempo, transitar hacia Dios y dejarse alcanzar por él.

Así, una pastoral con sanitarios que quiera permear todas las aristas de su trabajo tendrá que atender, aun de forma especial, a las dimensiones profética y comunitaria de la fe. Es decir, no podrá contentarse única y exclusivamente con animar al servicio y dinamizar la celebración sacramental. Sin duda, entrega y oración –’diakonia’ y ‘leitourgia’– habrán de estar inexcusablemente presentes en estas propuestas apostólicas. Pero sin olvidar el anuncio de la esperanza en que el reino y la fraternidad –’martyria’ y ‘koinonia’– se encuentran ya germinalmente enraizados en los centros de salud, en las residencias y en las salas del hospital.

Misionero y discípulo

Las páginas que siguen intentan ofrecer un marco de referencia para la reflexión y la acción pastorales con el colectivo sanitario. Nuestra propuesta estará centrada, pues, en estos profesionales no solo como agentes, sino también como receptores de la evangelización. Encontramos que, en muchas ocasiones, el sanitario es invitado con insistencia, de diversos modos, a convertirse en ‘misionero’; sin embargo, a la vez, experimenta que él mismo necesita reconocerse igualmente ‘discípulo’.

Así, hablaremos aquí de pastoral con los sanitarios, antes que de pastoral sanitaria o de los sanitarios que hacen pastoral. Esto es, de la senda que los ‘desfigurados’ abren –a quienes los atienden– hacia la contemplación de aquel que es el ‘transfigurado’ de Dios.

La cuestión que surge ahora de modo casi inevitable es la siguiente: entonces, ¿qué podemos hacer? Y es sensata, pues la pregunta por la acción pastoral aterrizada es quizás la diana a la que se dirigen muchas de nuestras inquietudes. Sin embargo, merece la pena que reformulemos de algún modo su enunciado, de manera que, al perfilarlo, seamos capaces de tender hacia propuestas algo más concretas que nos orienten en este tipo de atención pastoral.

Propuesta honesta y relevante

Luego el interrogante de fondo al que ahora nos gustaría responder puede quedar expresado así: ¿cuáles son las experiencias humanas que deberíamos asumir para llevar adelante una pastoral con profesionales de la salud que resulte significativa? O, usando otras palabras, ¿en qué dinámicas existenciales tendríamos que injertar una propuesta pastoral que quiera ser honesta y relevante para los sanitarios de hoy?

Sería pretencioso tratar de proponer aquí una antropología cerrada que recogiese las características esenciales de las personas creyentes que trabajan en el ámbito sanitario: ¿cómo son?, ¿qué elementos comparten?, ¿qué les califica? Estas preguntas resultan legítimas y poseen un gran interés para pensar una pastoral honesta y aterrizada con los profesionales de la salud. Sin embargo, la enorme diversidad que les caracteriza, así como la dificultad para asomarse a las cuestiones hondas que viven en su interior, haría tremendamente ingenuo un propósito de este tipo con carácter definitivo.

Con todo, es justamente ahí hacia donde debe apuntar la atención pastoral a los sanitarios. Es decir, a las cuestiones profundas que surgen en el silencio de un turno de noche. A las preguntas de fondo que emergen después de una guardia. A los interrogantes que muerden en medio del agotamiento o la desesperanza. A los deseos de hacer el bien –cada vez más y mejor– que vibran tras pasar consulta o visitar a los enfermos en la planta de un hospital.

Experiencia desde la fe

Recogemos, pues, algunos de los aspectos y temas abordados en trabajos anteriores. Y lo hacemos tratando de asumir pastoralmente las dinámicas vitales y profesionales que nos parecen atravesar –de un modo u otro– la experiencia existencial de los sanitarios creyentes: dimensiones vocacional, sapiencial, criatural, misionera, relacional y trinitaria. Es decir, intentaremos leer –desde la fe– los elementos que perforan su vida para abrazar la dimensión trascendente a la que últimamente remiten; eso sí, evitando espiritualizaciones burdas e ingenuas que no hacen ningún bien.

En definitiva, esbozamos en las páginas siguientes –de forma breve, sintética y en absoluto definitiva– “diez mandamientos” para la acción pastoral con el colectivo sanitario. Para que podamos evangelizar las experiencias humanas que acontecen en los hospitales, las residencias y los centros de salud. (…)

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Índice del Pliego

I. EL DESFIGURADO ES EL TRANSFIGURADO

II. UNA PROFESIÓN QUE PUEDE DAR A DIOS

III. DIEZ PISTAS (CON CIERTO RUBOR) PARA LA PASTORAL

  1. Reconocer las consultas sagradas
  2. Arrodillarse ante las experiencias del límite
  3. Tratar el cuerpo, la mente y el espíritu
  4. Mirar a lo alto
  5. Cuidar a dos manos
  6. Asistir, investigar, enseñar… y algo más
  7. Resistir en la tensión
  8. Asumir que la gratuidad es siempre pascual
  9. Esquivar el “síndrome del mesías”
  10. Colaborar con otros, coman (o no) de un mismo pan

IV. CONCLUSIÓN PROVISIONAL EN PERSPECTIVA IGNACIANA

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