Francisco ingresaba ayer en el policlínico Agostino Gemelli de Roma para ser operado de una “estenosis diverticular sintomática de colon”. De esta manera, el Papa se ponía en manos del doctor Sergio Alfieri, romano de 55 años, director del departamento de Cirugía Digestiva del Gemelli desde su fundación en 1996 y tiene más de 9.000 operaciones en su historial.
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Profesor de Cirugía General desde 2018 en la Universidad Católica de Roma, esta no es la primera relación con el Vaticano que tiene el doctor. De hecho, en 2020 Francisco le nombraba director del FAS (Fondo de Salud del Vaticano). Además, fue alumno del doctor Giovanni Battista Doglietto, quien a su vez formaba parte del equipo de Francesco Crucitti, cirujano de Juan Pablo II.
Alfieri ha pasado distintas etapas de su vida profesional Estados Unidos y en Gran Bretaña. Además, es miembro fundador de la Escuela Nacional de la Sociedad Italiana de Cirugía Colorrectal y miembro de la junta directiva de la Sociedad Italiana de Cirugía y ha desarrollado técnicas mínimamente invasivas. Es, además, experto en cirugía pancreática, pancreatitis aguda severa, cirugía de estómago, pero también cirugía de masas abdominales y pélvicas y cirugía de metástasis hepáticas de cáncer colorrectal.
La evolución del Papa
La operación a la que se ha enfrentado el papa Francisco es consecuencia de algo, en cierta medida, común: los divertículos. De hecho, la mitad de las personas mayores de 60 años desarrollan diverticulitis, hasta tal punto que se trata de la tercera enfermedad gastrointestinal más común que requiere hospitalización o, como ha sido el caso del Papa, intervención quirúrgica.
Francisco, por su parte, “se encuentra en buen estado general, alerta y respirando espontáneamente”, tal como expresaba esta mañana el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni. “Se espera una estancia hospitalaria de unos 7 días, salvo complicaciones”, ha añadido Bruni.