Convocada por la Conferencia Episcopal Argentina, este viernes 23 se realiza en todo el país una jornada de oración “pidiendo al Señor por el eterno descanso de las víctimas y el consuelo y fortaleza de sus familiares y amigos“.
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Los obispos pidieron organizar celebraciones en catedrales, parroquias, capillas, cinerarios y cementerios, y preparar momentos de oración, presencial o virtualmente, en recuerdo de quienes ya no están a causa de la pandemia.
Palabras del Cardenal Poli
En la Catedral de Buenos Aires, el arzobispo de Buenos Aires y Cardenal Primado, Mario Poli, presidió una celebración por esta causa, acompañado de sus obispos auxiliares.
Dijo que quiere encomendar a Dios a quienes, desde el comienzo fueron sólo cifras o una estadística insensible, hasta que “la muerte aconteció en nuestro círculo de convivencia, en nuestros barrios, con nuestros vecinos”.
Expresó que esta oración “tiene la virtud de ser un bálsamo para nuestras heridas y llenar nuestros corazones con el consuelo y la esperanza que nos da la resurrección de Jesucristo”. Y agregó que si nuestra fe se afirma en El, tenemos la convicción de que la muerte no tiene la última palabra porque ya fue vencida.
Ante la experiencia de la partida de los seres queridos, el arzobispo porteño manifestó que Dios no nos deja en el desconsuelo y la desesperanza, sino que escucha siempre la oración de los hijos.
Desde la Palabra
Desde el evangelio, San Pablo exhorta a no estar tristes como los que no tienen esperanza. “Nuestros amigos están en las manos de Dios que manifestó su poder a través de su misericordia”, señaló el Cardenal, y llevará con Jesús a los que murieron con El.
Jesús, en el Evangelio, alienta a esperar el encuentro definitivo donde el luto se transformará en alegría y júbilo: “Yo voy a prepararles un lugar. Nuestros seres queridos están en la casa de Dios”, aseguró el obispo.
En esta celebración, Poli afirmó que quiere hoy poner el dolor de la separación entre las ofrendas del pan y el vino, para que “el sufrimiento y la pena se cambien en el bendito consuelo que solo Dios, nuestro Padre del Cielo, sabe darnos con su abrazo de padre bueno, a sus amigos”.
El cardenal aseveró que quien nos recibe en el cielo es María. En la invocación de Luján, le pidió a nuestra Madre que reciba en su regazo a todos los fieles difuntos. “Ella tiene los colores de la Argentina, sabe de dolores, lo vio pender a su Hijo de la cruz y lo tuvo en sus brazos yacente”, confirmó.