Tribuna

Educar al Humanismo Solidario

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Firmado en Roma el pasado 16 de abril de 2017 por el Cardenal Giuseppe Versaldi, apareció el documento de la Congregación para la Educación Católica llamado Educar al Humanismo Solidario. Documento que se une a las distintas celebraciones por el 50 aniversario de la Carta Encíclica Populorum Progressio de San Pablo VI con la finalidad de brindar una herramienta decidida para la edificación de la civilización del amor, anhelo en el que insiste la Iglesia católica.



Este documento, siguiendo el espíritu de la Encíclica, persigue reflexionar sobre un nuevo modelo ético-social que considere con severa seriedad trabajar por la paz, la justicia y la solidaridad, “con una visión que supiera comprender el horizonte mundial de las opciones sociales”.

La Congregación para la Educación Católica decide rescatar el concepto de «humanismo pleno» de la encíclica para soltarlo al ruedo de la dinámica mundial con la esperanza de que sea acogido y llevado a la praxis social.

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Humanismo pleno

El documento nos sitúa en lo multifacético del mundo contemporáneo y sus permanentes transformaciones, muchas de ellas provocadas por intensas crisis internas que terminan alterando lo externo. Crisis que explotan en distintos ámbitos de la vida humana provocando, en algunas ocasiones, procesos extremadamente dramáticos. La inmensa mayoría de estas crisis son originadas por la inequidad y la injusticia acercando al ser humano a un estado de supervivencia que dificultan la fraternidad y solidaridad, pues cada uno busca la manera de subsistir, aunque eso implique la desaparición del otro o la anulación de su propia dignidad.

Estas situaciones ponen en evidencia la naturaleza sórdida de un humanismo decadente, a menudo fundado sobre el paradigma de la indiferencia. Humanismo promovido por ideologías que beben de la fetidez de la cultura de la muerte. Y aunque la lista de problemas es muy larga, también el documento reconoce que, al mismo tiempo, estos problemas también son grandes oportunidades, pues “la globalización de las relaciones es también la globalización de la solidaridad”.

Por estas razones, la Congregación para la Educación Católica propone tres alternativas que podrían garantizar la inclusión y promoción del hombre hacia su plenitud y, como consecuencia, la construcción de la civilización del amor. Estas alternativas son: humanizar la educación, generar una verdadera cultura del diálogo y globalizar la esperanza. Tres alternativas que se sostienen sobre la convicción de un humanismo pleno, esto es, un humanismo que tienda hacia Dios por el reconocimiento de la vocación que ofrece la idea verdadera de la vida humana.

Humanismo solidario

“Humanizar la educación significa poner a la persona al centro de la educación, en un marco de relaciones que constituyen una comunidad viva, interdependiente, unida a un destino común”. También significa aceptar y asumir que es necesario actualizar el pacto educativo entre las generaciones. Por estas razones, la Iglesia insiste, y lo seguirá haciendo, en señalar a la familia como la columna vertebral del humanismo. Una educación con estas características, no sólo garantiza el servicio formativo, sino que acompaña desde el principio hasta el final al hombre, no lo deja solo, pues también necesita revisar los resultados dentro del marco general de las aptitudes personales, morales y sociales de los participantes en el proceso educativo.

La educación al humanismo solidario tiene como eje el amor a la verdad, por ello resulta un gran desafío para el mundo pues estamos sometidos a las tergiversaciones del progreso y la globalización. A la Iglesia le preocupa profundamente que la interdependencia entre los hombres no se sostenga sobre la base de una interacción ética de las conciencias, ya que de ello depende que brote con fecundidad un desarrollo verdaderamente humano. Estas son, en parte, las razones por las cuales se nos propone humanizar la educación, forjar una cultura del diálogo y globalizar la esperanza con la finalidad de impulsar la mejor comprensión de lo que es una familia, la interacción entre los pueblos del planeta y una integración que se desarrolle bajo el signo de la solidaridad en vez de la marginación. Paz y Bien


Valmore Muñoz Arteaga. Director del Colegio Antonio Rosmini. Maracaibo, Venezuela