La lluvia ha traído cierta tranquilidad a la malagueña Sierra Bermeja y los incendios que ya han arrasado 10.000 hectáreas y desplazado a 2.670 personas. Ante esta evolución, el obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha lamentado la situación y agradecido “el trabajo de todas las personas e instituciones que han puesto tanto esfuerzo para apagar el fuego”, a la vez que ora “por el eterno descanso de quien ha perdido la vida en esa buena acción”.
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El prelado, según ha señalado la Diócesis de Málaga, se ha mostrado agradecido con “la buena labor que los sacerdotes de los pueblos afectados”. Es el caso de Andrés Conde, párroco de Pujerra, Igualeja, Cartajima y Parauta, poblaciones con “mucha población en situación de dependencia, ancianos y enfermos”. El cura, que relata lo sucedido a la web diocesana, ha podido celebrar la misa aunque ha “vivido momentos muy duros y difíciles” durante el desalojo de uno de sus pueblos. “Se afronta con la confianza de que Dios nos va a sacar de todo esto. Como Iglesia, las herramientas más importantes que tenemos es estar cerca de la gente, ayudarles, pero sobre todo rezar y no decaer en nuestra confianza de que Dios nos va a seguir ayudando y su Santísima Madre protegiendo”, señala.
Cercanía y oración
Para Gerardo Rosales, cura de Júzcar, Faraján y Alpandeire, “la situación ha sido muy dura, me impresionó especialmente ver a los ancianos cuando tuvieron que desalojarlos de la residencia, subirlos en ambulancias y autobuses para llevarlos a Ronda, fue desolador”. “La gente está muy nerviosa, temiendo por la situación en que han dejado a sus animales, su ganado… Con ellos solo podemos estar, acompañar y consolar. A nivel de Ronda y Serranía sí estamos promoviendo oraciones”, apunta.
Francisco Hierro de Bengoa, párroco de Jubrique y Genalguacil, señala que “la esperanza no la perdemos nunca pero la situación es muy dura. La mayoría de los evacuados de estos municipios han podido ser acogidos en domicilio de familias y conocidos, o en segundas residencias”. “Esa es ahora nuestra misión, y seguir pendientes de las necesidades, de quién ha perdido y el qué, y tengo pendiente volver a las dos parroquias y ver cómo se encuentran a causa del humo”, señala.