Harvard, referente mundial de las universidades –fundada por los cristianos congregacionalistas en 1630– cuenta con un activo servicio de 40 capellanes en todos los centros de la institución. Desde el inicio de este curso, a comienzos de septiembre, todos los capellanes han elegido por unanimidad a un ateo para dirigir la pastoral universitaria: Greg Epstein, de 44 años y autor del libro El bien sin Dios: lo que creen mil millones de personas no religiosas (Morrow, 2010). Graduado en Teología por Harvard, ha ejercido durante años como capellán humanista de la misma universidad que tomó su nombre del pastor John Harvard.
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Los capellanes de Harvard atienden a la diversidad de credos de profesores y estudiantes del centro –hinduistas, budistas, musulmanes, judíos, cristianos…–, y cuidan la espiritualidad y trascendencia de quienes bien no tienen filiación religiosa, bien se identifican como agnósticos o ateos.
Desde 2005, Epstein ha cultivado la relación entre las distintas confesiones, ha trabajado por profundizar la dimensión trascendente y los hábitos espirituales. También es uno de los capellanes del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Entre los estudiantes de Harvard, hay el doble de ateos y agnósticos que entre el conjunto de jóvenes estadounidenses, pero Epstein está logrando algo innovador: una actitud de acogida, aprecio, diálogo y cooperación entre dichas posiciones, y la comunión en un espacio común de búsqueda de la trascendencia.
Atender al ser humano
Como sus compañeros, el capellán Epstein tiene servicios de acompañamiento y asesoramiento personal, ofrece reflexiones grupales, organiza meditaciones… La universidad y todos los capellanes aplauden la propuesta de espiritualidad abierta y de laicidad inclusiva que Epstein ha llevado con gran demanda al amplio sector no creyente de universitarios, para cuidar una dimensión imprescindible en todo ser humano.