El obispo de Tenerife agradece la “corriente de solidaridad” con La Palma ante la erupción del volcán

  • “La coordinación, el esfuerzo y la cercanía que están mostrando autoridades, profesionales y voluntarios es impresionante”, apuntó Bernardo Álvarez
  • El prelado visitó ayer la isla para encontrarse con los evacuados, hablar con el clero y celebrar una misa en el Santuario de Nuestra Señora de las Nieves

El obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, visita La Palma tras la erupción del volcán

“Gracias por la corriente de solidaridad que estos días se está manifestando para que a las personas afectadas no les falte la ayuda que precisan en estos dolorosos momentos y en los meses próximos”. Así lo expresó ayer por la tarde el obispo de la diócesis Nivariense (Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro), Bernardo Álvarez, durante la eucaristía que presidió en el Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves, durante su visita a la isla de La Palma tras la erupción del volcán Cumbre Vieja.



El prelado puso ante la patrona palmera a todos los habitantes de La Palma. En especial a los afectados por la erupción para que los “fortalezca y el volcán cauce el menor daño posible”. “Muchos lo han perdido todo, pongámonos en el pellejo de los demás, que nos mueva y nos conmueva, estemos atentos, pidamos a Dios por estas personas, para que les dé paciencia y fortaleza”, dijo en su homilía.

El obispo invitó a todos los cristianos a ofrecer al Señor la Eucaristía a los pies de María de las Nieves, para que “Él, que también sufrió, nos ayude a nosotros a padecer las situaciones que nos toca vivir. Pidamos por estos hermanos y hermanas nuestros, por todas las personas que han tenido que abandonar sus hogares, sobre todo, por las personas mayores o aquellas más vulnerables. También por cuantos han perdido sus viviendas, fincas u otros bienes”.

“Que esta catástrofe termine lo antes posible”

Y añadió: “Pidamos para que esta catástrofe termine lo antes posible, para que no se sigan produciendo más daños y pidamos para que las personas que están ahí, al pie del cañón, se mantengan fuertes y firmes y el Señor les dé fortaleza para seguir haciendo su trabajo”. “Ojalá que se pare esta noche, pero la situación se va a prolongar en el futuro, pues no es fácil recuperar la vivienda y que las familias tengan todo lo necesario”, destacó.

El obispo, que en su tiempo fue párroco en Todoque y La Laguna, agradeció el esfuerzo y la cercanía de las autoridades, profesionales y voluntarios, que están trabajando intensamente. “La coordinación, el esfuerzo y la cercanía que están mostrando es impresionante. Damos gracias a Dios porque, afortunadamente, estas actitudes y estos servicios están aliviando las dificultades que ha generado la erupción”, insistió.

Por otro lado, por la mañana estuvo en el cuartel El Fuerte, en donde están instalados algunas de las más de 6.000 personas evacuadas. También estuvo en la parroquia de San Isidro –acompañado por su párroco, Alberto Hernández–, que está sirviendo de punto de encuentro de los vecinos desalojados de Todoque, y mantuvo un encuentro con los sacerdotes de la isla.

Entre 24 y 48 días de erupción

La erupción del volcán comenzó en la tarde del domingo, en torno a las 15:15 horas, en los alrededores de Las Manchas, en El Paso, después de que el complejo de la Cumbre Vieja acumulara miles de terremotos en la última semana, conforme el magma iba presionando el subsuelo en su ascenso.

Las autoridades habían comenzado horas antes a evacuar a las personas con problemas de movilidad en cuatro municipios, por lo que no ha habido víctimas. En estos primeros cuatro días, las nueve coladas de lava están arrasando casas y cultivos en su camino hacia el mar. De hecho, la lava, a más de 1.000 grados de temperatura, sigue avanzando, aunque cada vez de forma más lenta.

Se trata de la primera erupción terrestre en España en el último medio siglo, pues la anterior se registró en octubre de 1971 también en la isla de La Palma dando lugar al volcán Teneguía.

Según las primeras estimaciones, 1.000 viviendas serán arrasadas por la marea de lava de hasta 12 metros de altura, lo que ocasionará más de 400 millones de euros en pérdidas. Los modelos científicos calculan que la erupción puede estar activa entre 24 y 84 días, aunque desde Involcan admiten que su duración es una “pregunta nada fácil de responder”.

En otro orden, una vez pare el volcán de expulsar la lava, la reconstrucción de casas y terrenos puede tardar cerca de un año. Por su parte, la vegetación tardará en volver a aparecer entre 15 y 20 años.

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