“Envío mi cercanía y solidaridad a todos aquellos que han sido golpeados por la erupción del volcán en la isla de La Palma, en Canarias, España. Me uno a todos aquellos que han sido forzados a abandonar sus hogares, y por todos ellos rezamos a la Virgen de estas tierras, venerada como la Virgen de las Nieves”. Estas han sido las palabras que ha dedicado el papa Francisco, tras el rezo del ángelus en la plaza de san Pedro, a los afectados por la erupción del volcán Cumbre Vieja, que ya ha hecho que más de 6.000 personas hayan tenido que ser evacuadas de sus hogares.
- ?️ El Podcast de Vida Nueva: Luigi Usubelli: un capellán para el ‘cementerio’ del Mediterráneo
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Asimismo, ha recordado que hoy se celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que este año lleva como lema ‘Hacia un nosotros cada vez más grande’. “Es necesario caminar juntos sin prejuicios, sin miedos, poniéndonos al lado de los más vulnerables: migrantes, refugiados, víctimas de la trata, descartados…”, ha dicho Francisco, porque “estamos llamados a construir un mundo cada vez más inclusivo”. Y ha concluido: “No cerremos la puerta a la esperanza de los migrantes”.
En su alocución, el Papa ha reflexionado acerca del evangelio de este domingo, en el que se muestra un breve diálogo entre Jesús y el apóstol Juan, que habla en nombre de todo el grupo de discípulos. “Vieron a un hombre que echaba fuera demonios en el nombre del Señor, pero se lo impidieron porque no era parte de su grupo. En este punto, Jesús les invita a no estorbar a los que trabajan por el bien, porque contribuyen a la realización del plan de Dios“, ha explicado Francisco. “Luego advierte: en lugar de dividir a las personas en buenos y malos, todos estamos llamados a velar por nuestro corazón, para no sucumbir al mal y dar escándalo a los demás”, ha añadido.
Luchar contra los “cierres”
En definitiva, el Papa ha subrayado que, “las palabras de Jesús revelan una tentación y ofrecen una exhortación”. La tentación es la del cierre, porque “a los discípulos les gustaría impedir un buen trabajo solo porque el que lo hizo no pertenecía a su grupo. Piensan que tienen ‘derechos exclusivos sobre Jesús’ y que son los únicos autorizados para trabajar por el Reino de Dios”, ha afirmado. “Pero de esta manera terminan sintiéndose amados y consideran a los demás como extraños, hasta el punto de volverse hostiles hacia ellos”.
En este sentido, “cada cierre mantiene a distancia a quienes no piensan como nosotros”, lo cual “es la raíz de muchos grandes males de la historia: del absolutismo que a menudo ha generado dictaduras y de tanta violencia contra los diferentes”. Sin embargo, el Papa ha señalado que también es necesario velar por el cierre en la Iglesia, en la que a veces “en lugar de ser comunidades humildes y abiertas, podemos dar la impresión de estar ‘en la cima de la clase’ y mantener a los demás a distancia”. Así, Francisco ha animado a orar por “la gracia para superar la tentación de juzgar y catalogar, y que Dios nos salve de la mentalidad del ‘nido’, la de custodiarnos celosamente en el pequeño grupo de los que se consideran buenos”.
Finalmente, el Papa ha recordado que el evangelio también incluye una exhortación de Jesús: “en lugar de juzgar todo y a todos, ¡tengamos cuidado con nosotros mismos! De hecho, el riesgo es ser inflexible con los demás e indulgente con nosotros”, por lo que anima a “cortar” aquello que no es bueno. “Cada corte, cada poda, es para crecer mejor y dar frutos en el amor“.