A dos días de celebrarse la histórica marcha “A favor de la mujer y la vida“, este domingo 3 de octubre, los obispos mexicanos hicieron un nuevo llamado a la sociedad a sumarse a esta manifestación pacífica que tendrá lugar en la capital del país y en otras ciudades más para manifestar que el aborto no es la solución a los múltiples problemas que enfrentan las mujeres embarazadas.
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A principios de septiembre, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvieron dos acciones de inconstitucionalidad: una a favor de que en el estado de Coahuila no se penalice el aborto, y otra, en la que se determina que el Congreso del estado de Sinaloa no tiene facultades para proteger la vida humana en el vientre materno. Ambos fallos tienen cierta repercusión a nivel nacional.
Última llamada… última llamada
El próximo domingo 3 de octubre, la marcha nacional en la Ciudad de México partirá del Auditorio Nacional al Ángel de la Independencia, en punto de las 11:00 horas. También habrá marchas en por lo menos 70 importantes ciudades del país.
El pasado 20 de septiembre, a través de una carta la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) explicó que diversos laicos de distintas organizaciones sociales, católicos y no católicos, se habían acercado al episcopado para proponer una presencia masiva en la Ciudad de México con el fin de manifestar el aprecio y la protección de la vida humana de la mujer y de su hijo en toda circunstancia.
Los obispos mexicanos vieron con agrado las numerosas acciones y manifestaciones que se estaban dando en todo el país, y como pastores, decidieron acompañar, impulsar y respaldar las acciones de los fieles en esta concentración que se espera que reúna a miles de hombres y mujeres para pedir soluciones reales a las necesidades de la mujer y su dignidad, y exigir que se respete el derecho a la vida.
Este 1 de octubre, la CEM ha hecho un nuevo llamado a la sociedad civil para sumarse a esta marcha, siguiendo algunos criterios básicos.
Orientaciones de los obispos
En primer lugar, los obispos celebraron y felicitaron a todas las personas de buena voluntad que han decidido participar en la marcha, pero también animaron a quienes aún no lo han hecho “para que se sumen proféticamente a esta expresión de amor a la mujer y a la vida”.
También aclararon que se trata de una marcha ciudadana abierta a todas las expresiones religiosas, sin ningún tipo de relación o vinculación político-partidista, que se llevará a cabo en ejercicio de las libertades de expresión y manifestación respetuosa.
Asimismo, recodaron que el espíritu que ha de animar a los participantes es el de la “cultura del encuentro“, promovida por el Santo Padre Francisco, basada en el amor, en el diálogo y que exige un comportamiento intachable, pacífico, respetuoso y libre de cualquier forma de violencia, a personas, instituciones o patrimonio público.
Por la mujer y la vida
Y “frente al falso dilema de descartar a la vida humana para proteger a la mujer –dijeron– la marcha deberá resaltar la defensa a la dignidad de la mujer y promoverá un compromiso común para buscar soluciones creativas a los diversos problemas que enfrenta en múltiples ámbitos, particularmente para aquellas víctimas de violencia, explotación, discriminación o mujeres embarazadas en situación vulnerable.
“Al mismo tiempo y con la misma convicción, se resaltará la defensa de la dignidad del ser humano concebido aun no nacido y se alzará la voz en favor de su protección y tutela por parte del Estado”.
Finalmente, la CEM exhortó a todos los asistentes a seguir las recomendaciones sanitarias preventivas de uso de cubrebocas, gel antibacterial, y sana distancia.
“Rogamos a Dios y a la Virgen de Guadalupe para que, a partir del 3 octubre, todos los mexicanos marchemos unidos en favor de la mujer y la vida“, concluye el comunicado de este viernes, firmado por el presidente de la CEM, Rogelio Cabrera; el secretario general, Alfonso Miranda, y el responsable de la Dimensión Episcopal de Vida, Jesús José Herrera.