“Su pensamiento va en primer lugar a las víctimas, con gran dolor, por sus heridas, y gratitud, por su valor en la denuncia, y a la Iglesia de Francia, para que, en la conciencia de esta terrible realidad, unida al sufrimiento del Señor por sus hijos más vulnerables, emprenda un camino de redención”. Estas han sido las palabras del director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, sobre el sentir del papa Francisco tras conocerse que 330.000 menores han sido abusados en tierras galas en los últimos 70 años.
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En su oración, el Pontífice encomendó al Señor al “pueblo de Dios en Francia”, especialmente a las víctimas, “para que les dé consuelo y alivio y para que, a través de la justicia, se produzca el milagro de la curación”.
Un total de 216.000 menores sufrieron abusos por parte de sacerdotes y religiosos en Francia desde 1950 hasta 2020. Es la cifra que ha desvelado hoy el informe de la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase), presentado de la mano de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) y la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Francia (Corref). Esta cifra sube a los 330.000 niños y niñas al contabilizar los abusos cometidos por laicos en ámbitos eclesiales (profesores de colegios católicos, catequistas, etc.).
Los dos años y medio de trabajo de la Comisión –formada por 22 expertos entre abogados, teólogos, psicólogos, historiadores…– concluyen con esta escalofriante cifra, 30 veces superior a las 10.000 víctimas avanzadas días atrás.
Entre 2.900 y 3.200 abusadores
Como recoge el texto, de los 115.000 curas y religiosos censados en el país en los últimos 70 años, entre 2.900 y 3.200 han abusado de niños, siendo esta una “estimación mínima”. Es decir, un 3% de los consagrados han sido abusadores, pero en su mayoría ya han fallecido. Se trata de una media de 63 víctimas a manos de cada pederasta. Así, la mayoría de abusos se han producido en las zonas del país con menor número de fieles.
Los niños representan casi el 80% de las víctimas, con una alta concentración entre los niños de 10 a 13 años. Los abusos tuvieron lugar en un 56% en los años 1950-1969.