Al inaugurar el Congreso Internacional ‘Cinco Siglos de la Iglesia Católica en México. Reflexiones en torno a la Conquista, Evangelización e Independencia de México 1521-2021′, el presidente de los obispos de México, Rogelio Cabrera López, llamó a evitar “toda mirada farisaica” al revisar la historia del país, pensando que “nosotros somos los mejores y que todos los anteriores no hicieron lo que debían hacer”.
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El también arzobispo de Monterrey consideró que una mirada así es muy riesgosa, sobre todo, sabiendo que “en la historia no solo hay puros ni solo hay contaminados; no solo hay blancos y negros, sino que siempre hay esos grises naturales, propios de la historia de la Iglesia y de la humanidad“.
El Congreso Internacional inició este lunes y concluirá el próximo 22 de octubre; el programa se divide en siete mesas temáticas, en las que participan destacados historiadores nacionales y extranjeros, y cerrará con una conferencia magistral del doctor Jean Meyer titulada “Ídolos detrás de los altares: un mito provocador”.
Dos claves para mirar la historia
El arzobispo Cabrera López señaló que el hecho de que celebrar los 200 años de México independiente es una oportunidad de Dios para que los mexicanos puedan ver con esperanza el presente y el futuro.
Tras apuntar que si no es posible abarcar en un congreso cinco siglos de historia, de lo que pueden estar seguros los participantes es que encontrarán pinceladas que buscan perfilar lo más aproximadamente posible lo que ha hecho la Iglesia en México durante este tiempo.
En este sentido, dijo que para hacer una mirada histórica es necesario atender el carácter tipológico y el carácter parenético de la misma. El primero de ellos -detalló- consiste en descubrir paradigmas, muchos de ellos ya no válidos, pero muchos otros que siguen siendo necesarios y permanentes.
“Yo siempre pido referirnos a estos paradigmas históricos: algunos que no deben volver a repetirse, y otros que son válidos porque a lo largo de los siglos han demostrado su validez”, apuntó.
En cuanto al carácter parenético de la historia, recordó que los antiguos solían decir que la historia es madre, porque engendra hijos, engendra opinión, engendra actitud, pero sobre todo, genera esperanza.
“Mirar la historia es mirar hacia adelante. El pasado, el presente y el futuro son una sola realidad, no hay un pasado meramente de museo para admirar o para tener presente, sino que ahí se hunden raíces que van floreciendo en el presente y en el futuro“.
El peligro de fragmentar la historia
El presidente de los obispos de México animó también a mirar con esperanza el presente y el futuro de la Iglesia católica en el país; “esta Iglesia –dijo– que siempre está llamada a convertirse, es decir, a mirar con amor su pasado, su presente y su futuro, y mantenerse con una interpretación lo más apegada posible a los cánones históricos”.
Insistió: “Las generalizaciones son siempre riesgosas, como también la fragmentación histórica es peligrosa. En este congreso el Señor nos llama a mirar todo con esperanza“.