Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Cómo hay que venerar a los santos?


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La investigación

El 1 de noviembre es el día de Todos los Santos. Más allá de los que están en los altares, en este día se veneran a tantos fieles anónimos que han vivido con intensidad su fe. Aunque quienes las noticias sobre las canonizaciones y beatificaciones rescaten tantas historias anónimas para que su testimonio aliente el de los creyentes contemporáneos.



Otras noticias tienen que ver con las reliquias. En el último número de Vida Nueva, se daba cuenta del estudio de la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia a uno de los relicarios de la catedral de Santiago de Compostela. Analizando el Caput Argenteum de la Capilla de las Reliquiaslos restos óseos correspondientes a la cabeza del apóstol Santiago Alfeo, también llamado Santiago el Menor–, Fernando Serrulla Rech, responsable de la unidad forense lanza la hipótesis de que los restos de decapitación apuntan al otro Santiago, el Mayor, el hijo de Zebedeo.

catedral de Santiago Compostela Plaza de A Quintana

Los restos

No sé si todo el mundo sabe que lo mismo que existe una catedral en Santiago del Compostela donde se han venerado durante siglos el sepulcro del apóstol amigo del Señor; hay un lugar en el que se venera la tumba de Santiago el llamado ‘el menor’ el hijo de Alfeo en Roma. Está de forma discreta a pocos pasos de la universidad Gregoriana y no muy lejos del foro romano, en la iglesia llamada de los Doce Apóstoles que es la curia general de los Franciscanos conventuales. Allí está enterrado en un sepulcro de mármol con el apóstol Felipe en un lateral que contrasta con el amplio pórtico de entrada cuya tradición se remonta al siglo VI.

Los estudios sobre reliquias insignes como la Sábana Santa de Turín, el Santo Cáliz de Valencia, el ‘lignum crucis’ de Liébana, los huesos junto a la sepultura de Pedro o de Pablo en Roma, los restos de san Marcos en Venecia o hasta los de san Mateo en Salerno son siempre estimulantes. Para quien está convencido de que la fe es algo más que un paño de lino o unas cenizas milenarias, los misterios que dejan entrever los diferentes experimentos son fascinantes. Sintomático es para muchos la prueba del carbono 14 a una esquina de lino de la sábana santa y ver cómo la ciencia evalúa su alcance y sus límites o cómo se desarrolla la investigación de datación a través del polen adherido con el tiempo.

Basar la fuerza –ya sea cultural o espiritual– del Camino de Santiago en la cantidad y calidad de las reliquias custodiadas en la seo compostelana junto a los de Atanasio y Teodoro parece un debate simplista. Tan simplista como no querer reconocer la calidad de complejos estudios científicos o despreciar la piedad y devoción de un pueblo que ha construido un santuario no solo con piedras sino con los deseos y esperanzas de toda una comunidad. El debate de qué Santiago se venera en la catedral no llegará a muchos de los caminantes que en este año jubilar ampliado llegarán al Obradoiro. Para el creyente, el Señor Santiago está sobre todo en las páginas de los evangelios, en sus cartas o en los Hechos de los Apóstoles aunque a algunos, en ocasiones, no nos ha venido nada mal acercarnos y apoyarnos en sus espaldas y descansar nuestros pensamientos en él. Entre los misterios por desvelar de la ciencia, la fe ofrece esperanzas más que seguridades un tanto banas.

“Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales” (‘Gaudete et exultate’, num. 14), buena invitación la del papa Francisco en el día de hoy.