En la audiencia general que presidió este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, el papa Francisco retomó uno de sus temas favoritos, el de la denuncia de los chismorreos y de aquellas personas que se dedican a “despellejar” a los demás. “Cuando tengamos la tentación de juzgar mal a los otros, como sucede a menudo, debemos sobre todo reflexionar sobre nuestra propia fragilidad. Es muy fácil criticar, hay gente que parece licenciada en la crítica y todos los días critica a los otros. Pero mirate a ti mismo”, dijo el Papa.
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“Está bien preguntarnos qué nos impulsa a corregir a un hermano o a una hermana, y si no somos de alguna manera corresponsables de su error. El Espíritu Santo, además de donarnos la mansedumbre, nos invita a la solidaridad, a llevar los pesos de los otros”, comentó en su catequesis, en la que continuó con su ciclo de reflexiones sobre la ‘Cara a los Gálatas’ del apóstol Pablo.
Para el Pontífice la “regla suprema de la corrección fraterna” no es otra que “el amor”, el “querer el bien de nuestros hermanos y de nuestras hermanas”. Improvisando sobre el texto que tenía preparado, propuso además “tolerar los problemas y defectos de los demás en el silencio de la oración, para luego encontrar el camino justo para ayudarlo a corregirse”. Ese comportamiento, reconoció, “no es fácil”, pues resulta mucho más sencillo “el camino de la crítica, de despellejar al otro, como si yo fuera perfecto”. “Esto no se debe hacer”, advirtió Francisco, proponiendo en cambio “mansedumbre, paciencia, oración y cercanía”.
Pastores “que caminan con su pueblo”
Al hablar sobre cómo el apóstol Pablo “no se pone por encima de su comunidad, sino que se coloca en medio del camino de todos, para dar ejemplo concreto de lo necesario que es obedecer a Dios”, celebró a los sacerdotes y obispos que siguen su ejemplo. “Qué bonito cuando vemos a pastores que caminan con su pueblo, que no se separan, que no dicen: ‘yo soy sacerdote u obispo con la nariz hacia arriba’. Hace bien al alma ver a pastores que caminan con su pueblo”, celebró.
El “caminar según el Espíritu” del que habla el apóstol no es solo una “acción individual”, pues también “afecta a la comunidad en su conjunto”, que no resulta fácil de construir siguiendo el camino indicado por Pablo. “Las ‘apetencias de la carne’, es decir las envidias, los prejuicios, las hipocresías, los rencores, se siguen sintiendo, y recurrir a una rigidez preceptiva puede ser una tentación fácil, pero al hacerlo uno se saldría del camino de la libertad y, en lugar de subir a la cima, volvería hacia abajo”, comentó el Papa.