Quiero hablar de la resistencia activa. Social y eclesialmente es muy necesaria. He querido practicarla con humildad con la ayuda de Dios. Y me explico y me justifico aunque sea con un prólogo un poco largo, nacido de la experiencia y las noticias de estos días.
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Es muy variada la posibilidad de participar en los encuentros que se ofrecen desde muy variados ámbitos para la sensibilización y el compromiso con los migrantes. Esta semana querría haber asistido a varios de ellos. Por ejemplo, a la Jornada Mundial de los Pobres que en Madrid, que contó con la presencia cualificada de Xabier Gomez y Sergio Barciela. O a la Oferta de diálogo, organizada por CONFER, en torno a la Campaña de la Hospitalidad con Cristina Manzanedo, clara referente en este tema. O la Asamblea Anual del SJM bajo el lema ‘Semillas de resistencia’.
Y siguen llegando ofertas poliédricas que alimentan nuestra sensibilidad y compromiso. Ya lo dice el papa Francisco: hay que discernir cada vez más. Incluso en estos mini-discernimientos. Porque mientras no se nos conceda del don de ubicuidad será muy difícil asistir a todo. Aunque ya conocía a algún amigo que casi lo ejercía apareciendo brevemente en varias actos, saltando de uno a otro sin acabar de estar en ninguno.
O como aquella persona que quería ser tan santo que no quería perderse ir a varias misas a la vez, con lo que saltaba de una a otra en función de su horario. Supongo que de la suma de los trozos de cada una en la que participaba podría haber consumado una misa completa y variada satisfaciendo una cierta gula (muy espiritual, pero gula al fin y al cabo). No creo que con mucho resultados…
Espiritualidad cristiana crítica
En esta caso y a la hora de escribir este blog y por sentido “cuasilaboral” me quedé con la Asamblea nacional de 2021 del SJM en Madrid. Me sentía atraído además por el titulo ‘Semillas de Resistencias’. Y ahí va mi humilde reflexión que puede ser válida para alimentar las variadas presencias, emociones y sensibilidades que nos provocan en este caso hacia un compromiso que cada día hay que seguir alimentando.
Me refiero a una posibilidad que me sirve de muletilla y acicate ante tanto desvarío como se produce ante los empobrecidos. Y en concreto frente a los migrantes. Me refiero a que es muy necesaria la resistencia activa ante tantos ataques a estos empobrecidos. Claro está. Pero a mi me gusta añadir la “mística de la resistencia activa”. Es decir, al necesario aleteo del espíritu que sostiene el compromiso. Sí: aquello de que Jesús los envió a “estar con Él y a echar demonios”. Espiritualidad y sanación.
El Consejo Mundial de las Iglesias nos ofrece una definición de la espiritualidad de la resistencia que evocaría “la larga espiritualidad cristiana crítica del poder, que ha dado a los desposeídos de poder, fuerzas y coraje para oponerse a quienes abusan de él”.
Y es verdad que hay acompañar esa espiritualidad, con el aguante, la tenacidad, la constancia e insistencia, la conciencia de estar en la intemperie, la solidaridad en el caso de las mujeres (sororidad) y la memoria histórica, la interpelación sobre la realidad, el cuestionamiento, o sea, la actitud crítica ante la realidad. La cordura, en una palabra.
Cultivar una vida unificada
La mística y la resistencia activa, ahora que de nuevo vienen embates contra los migrantes del este de Europa (Bielorrusia versus Polonia por ejemplo), que se incorporan a los de Europa del Sur tienen una relación circular. Se refuerza una a la otra. Esta espiritualidad , como dice Antonina Woznan (teóloga feminista), por un lado puede desplegar el poder del que han sido despojadas las víctimas de los poderosos de turno. Y por otro lado agudiza el sentido crítico frente a cualquier forma de poder que no se manifieste como un poder de la vida, de compasión, de comunicación y de apoyo.
La espiritualidad nos ayuda a cultivar una vida unificada en los deseos y no fragmentada en las actitudes y respuestas, a disfrutar de la experiencia del encuentro con Dios y su justicia o si queréis de su misericordia y de poder contemplarla también en las noticias que nos llegan sobre migrantes , en su historia, en el mundo de hoy , en la naturaleza amenazada y destrozada que los “expulsa” y en los demás.
También en esta nuestra Europa fortaleza donde tantos estamos desde este lado de los muros. De los ya construidos, y de los que pueden seguir construyendo con nuestros dineros… Y mientras tanto, como dice Cesar Vallejo “el cadáver siguió muriendo”.