El arzobispo de San Pablo y vicepresidente 1° del CELAM, el cardenal Odilo Scherer, saludó a todos los participantes presentes en la ciudad de México, y a quienes virtualmente, desde Canadá hasta la Patagonia, vienen acompañando el caminar de la Asamblea Eclesial de la Iglesia Latinoamericana y el Caribe.
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Destacó que el papa Francisco pidió volver al documento de Aparecida, surgido después de la V° Conferencia Episcopal del CELAM, que contiene indicaciones muy importantes para la evangelización y la vida de la Iglesia y todavía tiene mucho que ofrecer al continente.
La recomendación del Pontífice es realizar una evaluación sobre los frutos que dio su aplicación en la vida eclesial y los aspectos que todavía no fueron asumidos, asimilados y vividos.
Nuevos desafíos para la misión
El arzobispo resaltó que el Papa pidió estar atentos a las “nuevas cuestiones” (eclesiales, sociales, económicas, humanitarias, políticas y culturales) que se manifiestan en el continente, que desafían la misión, y frente a las cuales la Iglesia debe ofrecer su palabra de discernimiento.
Scherer confirmó que retomarán la reflexión sobre uno de los conceptos más importantes de Aparecida: la conversión pastoral. Allí se recomendó lanzarse, con coraje, a una verdadera pastoral de renovación misionera, ofreciendo respuestas nuevas para las cuestiones nuevas.
Recordó las palabras de Jesús en el evangelio de San Marcos: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; convertíos, y creed en el evangelio”. El vicepresidente del CELAM explicó que el proceso de conversión es necesario: volverse al Reino de Dios, hacer cambios de rumbo, en actitudes y también en la religiosidad.
Abandonar viejas prácticas
Para el obispo, el proceso de conversión debe ser propuesto en todo tiempo y a todas las generaciones. Se trata de un proceso personal (la persona necesita volverse para Dios enteramente) y eclesial y comunitario (volver siempre de nuevo al Evangelio), para acogerlo y anunciarlo frente a las nuevas cuestionamientos.
La Iglesia, en su conjunto, es llamada a revisarse y a renovarse, volviéndose y renovando la adhesión Jesucristo y a su Evangelio, que es “luz, sal y levadura para la vida en cada momento, en cada situación de la historia y de la vida social”.
La conversión pastoral exige el coraje de asumir actitudes nuevas y, eventualmente, de abandonar las viejas prácticas que no producen más frutos y ya están superadas pastoralmente porque no responden a las necesidades de nuestro tiempo y a las situaciones cambiantes de la cultura.
Dimensión misionera
En su exposición, Odilo Scherer aseguró que “la conversión pastoral exige cambiar los métodos de la pastoral, los focos, las atenciones prioritarias, el modo de hacer pastoral”. No podemos entender nuestra Iglesia como algo que ya está acabado y ya cumplió su misión. Esta misión continúa y debe ser retomada, constantemente, en cada nueva generación.
Además, en el documento de Aparecida, la conversión pastoral tiene una característica que debe integrar: la dimensión misionera, que está en la naturaleza de la Iglesia. “Jesús quiso que fuera así para el anuncio y el testimonio del Evangelio”, aseveró el prelado.
Finalmente, el arzobispo convocó a retomar el proceso de conversión, con respuestas nuevas frente a las nuevas situaciones de la vida pública, privada y en la vida eclesial. “Los sueños de Dios en relación a nuestra Casa Común y al medio ambiente piden de nosotros un verdadero proceso de conversión pastoral y misionera… para eso la Iglesia existe: para que participemos de la edificación de un mundo acorde al sueño de Dios”, concluyó.