Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Ecología cultural de la belleza


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En una entrevista en Le Figaro, el viajero y escritor francés Sylvain Tesson (París, 1972) sostiene que su país está sumido en un caos identitario y propone recrear la unión “a través de la memoria, el lenguaje y los sueños”. Francia está amenazada por la estandarización global, la actividad ciber-mercantil y el discurso de inclusividad de los nuevos vanos y pretensiosos. Tesson propone una “ecología cultural” que ponga la belleza en el centro y priorice tanto la defensa medioambiental como la artística. Francia debe abrirse a todos los ámbitos de la experiencia humana y evitar cristalizarse en la reproducción de modelos antiguos, lo cual denomina “museificación”.



Una ecología cultural requiere reconocer, apreciar y permitir la sostenibilidad de los lenguajes primarios de las generaciones, aquellos con los que expresaron y expresamos nuestra experiencia y sabiduría de la vida. Una ecología cultural creada principalmente por el camino de la belleza apunta a los sentimientos más profundos, a las mociones donde reside la dimensión estética en la que solamente participamos a través de nuestra experiencia. La belleza solamente es compartida desde los lenguajes primarios de la experiencia personal y colectiva, y por eso es hondamente inclusiva. La belleza es espiritual porque nos relaciona inmediatamente con la realidad, nos comunica sobre lo inefable, crea puentes más allá de las palabras e ideas. Recrear la identidad desde una ecología cultural que ponga la belleza en el centro es un modo de universalizar que supera las insostenibles contradicciones que están llevando la Modernidad al colapso: nos permite un nuevo camino civilizatorio desde instancias más profundas.

La museificación es fetichista

Tesson no llama al cierre de las identidades, lo cual significaría una museificación de lo que somos: la reproducción defensiva y tradicionalista de las formas que tomó la experiencia en el pasado. La museificación es fetichista: no solamente fija metonímicamente la mirada en una pequeña parte formal y no esencial para hacerse con el todo, sino que reduce el todo a esa parte y solo accede a ella. Las identidades tradicionalistas son vías fetichistas que reducen forzadamente la complejidad, la diversidad y la experiencia del todo, a exclusivamente una de sus partes formales y no esenciales.

Un hombre pasea con su bici por una calle de Río de Janeiro, en Brasil/CNS

Un hombre pasea con su bici por una calle de Río de Janeiro, en Brasil

En 1993, con 21 años, Tesson dio la vuelta al mundo en bicicleta, lo cual fue el comienzo de una vida de viajes, exploraciones y aventuras. Tesson se considera a sí mismo un Wanderer, el apodo de Goethe, que caracteriza a la persona sin ataduras que encuentra el sentido y propósito de la vida en el propio viaje por el mundo. Entre sus libros destacan ‘El leopardo de las nieves’, ‘La vida simple’, ‘Un verano con Homero Berezina: en sidecar con Napoleón’, ‘Geografía del instante’, ‘Elogio de la energía vagabunda’ o ‘Pequeño tratado sobre la inmensidad del mundo’.

Viajero, periodista, escritor y cineasta, también preside la ONG La Guilde, entidad fundada en 1967 por Patrick Edel, dedicada a apoyar a pueblos vulnerables por todo el planeta y que es una de las líderes en encauzar el voluntariado internacional. La Guilde pone el amor el mundo como motor de toda su actividad y se sostiene sobre los principios de altruismo y desinterés. Las aventuras en las que uno participa hablan de quién es (‘Diario de Nunca Jamás’).

Tesson, Sylvain (2021). ¿Francia? ¿Cómo unir este lío? A través de la memoria, el lenguaje y los sueños. Entrevista de Eugénie Bastié. Le Figaro, 3 de diciembre de 2021.