Hace poco me preguntó un reportero de cierta revista muy conocida en México: “¿Conoce algún cura que sea al mismo tiempo joven y revolucionario? Necesito entrevistar a uno para preguntarle sobre el Sínodo por una Iglesia Sinodal“.
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Con tristeza le respondí que no. ¿Revolucionario?, quizá algún viejito que añora los 70’s del siglo pasado, porque los jóvenes cronológicos se han vuelto conservadores existenciales. Y creo que no sólo en los terrenos eclesiásticos, sino en muchos otros ambientes, las utopías sociales que alimentaron las esperanzas de tantos chavos, los afanes transformadores de varias generaciones, han cedido ante la instalación y la inmovilidad, disfrazadas de modas postmodernas. Los ancianos, en muchos casos, abren horizontes más juveniles que los mismos mozalbetes.
Un ejemplo lo constituye el papa Francisco. Esta semana que termina cumplió ocho décadas y media de vida, y su impulso renovador parecería el de un curita recién ordenado… pero hace 50 años.
Llama la atención, asombra sobremanera, que con esos calendarios a cuestas mantenga una frenética producción doctrinal, no cesa en sus viajes hacia los lugares más recónditos y, sobre todo, machaconamente, nos invita a abrir las puertas, a salir hacia las periferias existenciales, a dejar de lado actitudes clericalistas, a facilitar y no impedir el acceso a los sacramentos, a vivir la cultura de la sinodalidad.
Y, aunque no faltan también ancianos entre sus enemigos, sobre todo agrios cardenales y pálidos monseñores de la Curia Vaticana, son los clérigos de mediana edad quienes más se oponen a sus deseos cambiarios. Hoy ser un joven eclesiástico no es sinónimo de innovación, salvo que esta sea tecnológica. La pasión social la han cambiado por la añoranza de liturgias ya idas.
En la célebre canción de los Beatles, “When I’m sixty four”, que nos acompañó a muchos cuando llegamos a esa edad, el protagonista le pregunta a su amada si lo seguirá necesitando. Creo que ese gran amor del papa Francisco, la Iglesia, le dice hoy en su cumpleaños 85: te seguimos necesitando, con tu empuje, tu energía, tu lucidez, tu testimonio. Ojalá y nos dures muchos años más.
Pro-vocación
Y hablando de “conservas” tradicionalistas. La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos acaba de responder a las solicitudes de aclaración sobre ciertos aspectos de la ‘Traditionis custodes’, motu proprio que golpeó a los defensores de las misas en latín y otras prácticas litúrgicas pre-conciliares. Es un ajuste todavía más claro de las restricciones ya impuestas.