Que haya tantas personas que crean en algo tan maravilloso como los Reyes Magos, contiene una serie de enseñanzas económicas y sociales que no podemos despreciar. Por un lado no necesitamos inventar historias de duendes o enanos que se pasan el año produciendo los juguetes en fábricas situadas en parajes alejados o en lugares secretos.
- OFERTA: Año nuevo, Vida Nueva: este 2022 suscríbete con una rebaja del 20%
- PODCAST: cuesta de enero a oscuras
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Los juguetes, los regalos, se fabrican por personas como nosotros en las empresas jugueteras. Trabajadores que tienen que cobrar su salario digno y en cuya manutención colaboramos nosotros cuando adquirimos los bienes que producen. Cuando entendemos y explicamos a nuestros niños el milagro de los Reyes en clave de colaboración, en clave de ayudantes secretos, no hay necesidad de inventar nada, les contamos la verdad económica sin necesidad de mentir.
Los juguetes son, entonces, producidos por las empresas de Ibi, de Onil, de China… Son los colaboradores de los reyes quienes permiten que lleguen desde sus fábricas a los niños. Y ahí entran los transportistas, las tiendas, las personas que van a recogerlas, etc. La economía funciona, las cosas llegan a nuestras casas, gracias a toda esta organización económica de nuestro país.
Pero, el milagro más maravilloso de esta fiesta es precisamente el de aunar voluntades tan diversas. Nadie está obligado a creer en los Reyes Magos. De hecho, cuando los niños te dicen que en casa de fulanito no les llegan regalos porque lo hizo Papá Noël, es muy fácil hacerles ver que en esa casa no creen en los reyes y sí en Santa Klaus y que esta es la razón de esta divergencia.
La libertad es el primer elemento que configura el milagro de los Reyes Magos. El segundo es el demostrar cómo, si muchas personas soñamos lo mismo y queremos seguir haciéndolo, este sueño se puede convertir en realidad. La voluntad de un colectivo puede obrar milagros, puede conseguir que lo imposible deje de serlo.
Hacer realidad el milagro
Por ello, al igual que los Reyes Magos existen, también puede existir una economía diferente, una sociedad más justa, otra manera de hacer las cosas. Solamente es necesario que aquellos que quieran que así sea, tengan libertad para soñarlo, para quererlo y para poner los medios que lo logren. La voluntad común de una parte de la sociedad no tiene barreras, puede hacer que milagros como los Reyes Magos, se hagan realidad año tras año.
Estos son los motivos por los que me gusta tanto esta entrañable festividad. Es un canto a la igualdad, a la esperanza, a la colaboración, a lograr que entre todos se hagan realidad nuestros sueños e ilusiones. Me gusta ver como mis hijos, cuando se están haciendo mayores, siguen creyendo en los Reyes Magos y conociendo poco a poco a esos colaboradores secretos que ayudan a que se hagan realidad sus propósitos. Creo también que, alguno de ellos es ya colaborador secreto de sus majestades, pero esto no lo puedo desvelar aquí…