JUEVES
Librería Paulinas. Madrid. Presentación del libro ‘Beguinas: memoria herida’. Cristina Inogés las descubrió de forma fortuita en 1998, durante un viaje a Brujas. La cautivaron. Hoy, más de dos décadas después, publica su investigación. “Llegaron a ser un millón en toda Europa, pero todavía son unas grandes desconocida, víctimas de las etiquetas. Durante siglos se las ha mencionado solo de pasada como un movimiento herético sin más”. Coloquio compartido con Rosa Ruiz que se detiene en este movimiento sin lideresas ni organización aparente.
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“No eran antisistema. Son inclasificables, por lo que nos interpelan hoy, en un mundo y una Iglesia en los que nos aferramos a estructuras. Esa libertad es la raíz de porqué eran tan fecundas, no se pierden en debates sobre qué es lo que tiene que hacer o vivir una religiosa o una laica… No se enredan en batallas teóricas, simplemente buscan y le facilitan a los demás esa búsqueda para ser feliz, para ir al centro, que es Jesús”. Estructuras. Libertad. No perderse del foco. Eso es un concilio. Por lo menos.
SÁBADO
Las obispas entran en el diccionario de la Real Academia Española. Aclaran que no se han dejado llevar por los vaivenes feministas, sino porque se trata de una realidad que se da “en algunas iglesias, como las protestantes, desde hace tiempo” y se ha superado ese lapso que se dan los académicos para confirmar que no se trata de un uso pasajero del término, sino que es una palabra necesaria que define una realidad consolidada. O lo que es lo mismo, las obispas han llegado para quedarse.
LUNES
Echo cuentas de los obispos nombrados este año y los que están en el horno. Un vistazo rápido al perfil. ¿Cuántos delegados de Cáritas y de Manos Unidas estarán en las ternas que están en la mesa de Auza o de Ouellet? Ojalá me diera de bruces. La pastoral social no da galones y la caridad no titula ni convalida doctorados ni en la Gregoriana ni en San Dámaso. Casi mejor.
