Duelo en Polonia

(P. Javier López, sacerdote amigoniano- Lublin, Polonia) El pueblo polaco acaba de vivir una nueva tragedia en su reciente historia, tras la muerte en accidente aéreo del presidente de la República, Lech Kaczynski, su esposa y otras 94 personas más, entre las que se encontraban los más altos mandos del ejército, autoridades políticas y económicas del país, una decena de sacerdotes, y otras personalidades importantes de la sociedad polaca, muchas de ellas vinculadas a las víctimas de la masacre de Katyn, a la historia contemporánea de Polonia y al sindicato Solidaridad.

Todos ellos iban a participar en el homenaje por el 70º aniversario de la matanza de Katyn. Un acontecimiento de la historia de Polonia que a muchos en España puede resultar desconocido, pese a que recientemente ha aparecido una película dirigida por Andrzej Wajda, uno de los mejores directores de cine polacos, que se titula precisamente Katyn, y que narra este doloroso acontecimiento histórico.

Efectivamente, hace 70 años, el ejército soviético asesinó a sangre fría a unos 22.000 oficiales e intelectuales polacos en estos bosques de la actual Rusia. Durante muchos años, las autoridades culparon de este crimen al ejército nazi, hasta que Mijail Gorbachov, en tiempos de la Perestrojka, reconoció lo que los polacos ya sabían, y es que había sido el ejército soviético, siguiendo órdenes de Stalin, quien había mandado perpetrar tal crimen.

La historia de Polonia está salpicada de tragedias que han marcado el carácter de este pueblo. Un pueblo que ha sufrido durante siglos el acoso de sus vecinos, pero que siempre ha sabido guardar y preservar su identidad y su historia. Un pueblo honrado, trabajador, sufriente y acogedor.

Este accidente ha supuesto un duro golpe para la sociedad polaca, un golpe rodeado, además, por unas circunstancias excepcionales, capricho o no de la historia, pues sucedió en el mismo lugar y en la misma fecha, sólo que setenta años después, que el doloroso acontecimiento de Katyn. Una tragedia acaecida además durante la vigilia del Domingo de la Misericordia (segundo domingo de Pascua), en la misma fecha litúrgica en la que murió Juan Pablo II, cuyo fallecimiento conmocionó también al país hace cinco años.

Los actos de duelo y homenaje a las víctimas, las misas y las vigilias de oración se sucedieron durante una semana por toda Polonia. El pasado domingo, en la Eucaristía internacional que cada mes celebramos en Lublin, también los extranjeros residentes en esta ciudad nos sumamos al duelo nacional y rendimos nuestro particular homenaje a las víctimas de este accidente, a la vez que pedimos a Dios que acoja en su seno a todos ellos y que siga sosteniendo al pueblo polaco en su particular lucha con la historia y el destino.

En el nº 2.706 de Vida Nueva.

Compartir