La radiografía sobre la pandemia realizada por Cáritas Española, a través del Informe FOESSA, deja tras de sí un panorama preocupante, en la medida que presenta la antesala de una fractura social. El mero hecho de que haya 2,5 millones de personas que han entrado a engrosar la lista negra de la exclusión social, llegando en total a los 11 millones, habla de una brecha entre ricos y pobres que puede convertirse en un polvorín en poco tiempo. Tal y como se expone en la investigación, la desigualdad crece en todos los ámbitos, cebándose especialmente con las mujeres, los jóvenes y los migrantes.
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Voz de conciencia social
La simple apuesta de Cáritas Española por invertir en ese estudio la erige como la principal voz de denuncia y conciencia social del país, al establecer, además, una hoja de ruta para adoptar medidas estructurales que frenen la precariedad laboral o sorteen las dificultades para acceder a una vivienda digna.
Lamentablemente, desde las administraciones se continúa poniendo parches para ir saliendo al paso de unas crisis que se solapan y sepultan a los más vulnerables. Mientras tanto, la Iglesia cuenta con 2,5 millones de razones más para hipotecarse, para darlo todo por el Evangelio de los últimos.