“Pero entonces, ¿estamos pagando de más?”. Es la pregunta que nos hacían hace unos días desde una congregación a la que acabamos de realizar un diagnóstico de su cartera. Y la respuesta, como en casi todos los casos que nos encontramos, es la misma: sí, y más de lo que debería.
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Independencia
Generalmente, el asesoramiento está en manos de las entidades financieras cuyo modelo es no independiente. La independencia, por lo tanto, no es un adjetivo que una entidad pueda atribuirse con motivación publicitaria, sino que es un factor regulado por la CNMV. Hay agencias independientes, como el caso de Alveus, y las hay no independientes. Las primeras pueden decir abiertamente, y así lo hacen, que lo son; las segundas no.
Independencia significa recomendar activos que realmente son buenos para el cliente, sin injerencias, sin intereses comerciales o sectoriales, sin políticas internas de asesoramiento, sin las llamadas retrocesiones.
Retrocesiones
Son comisiones que reciben las entidades financieras por parte de las gestoras por distribuir determinados productos y que, además, tienen una repercusión directa en el inversor que es el que realmente termina pagando esa comisión. Unos gastos que, generalmente, no estaban desglosados y cuya práctica no cuenta con el respaldo completo de las autoridades europeas, que han puesto algunas trabas para frenar su crecimiento en el marco de la regulación MIFID II. En resumen, este sistema de retrocesiones del que las entidades no independientes se benefician, afecta directamente al cliente por dos motivos: primero, porque el asesoramiento está condicionado por las comisiones que percibe la entidad desde las gestoras de los fondos y, segundo, porque termina pagando de más. Además, cuando un fondo necesita un incentivo alto para su colocación, es de suponer que no se encuentre entre los mejores de su categoría.
¿Se puede evitar?
La mayoría de los inversores no son conscientes de las comisiones que les cobran ni del impacto que supone sobre sus ahorros a largo plazo, pero sí, se puede evitar. El verdadero cambio de la congregación a la que le hemos hecho el diagnostico está en que ahora son conscientes de estar pagando por algo que pensaban que les daban gratis.
Pregunte a su entidad si están recibiendo retrocesiones por sus inversiones. Es posible que no le estén recomendando la mejor opción si está fundamentada en el beneficio económico que pueden obtener como intermediarios de la operación; algo, además, que no parece muy ético. Por cierto, es obligatorio informar de ello. No es necesario pagar más por el mismo producto, busque clases limpias: quizá para esto haya que disponer de un mayor conocimiento financiero y de más dedicación para encontrar activos. Las recomendaciones de la CIVCSVA son claras al respecto, “busque la colaboración de profesionales externos que sean conscientes de las particularidades de los institutos y expertos en el ámbito de intervención específico”.
En quién confiar
En Alveus creemos que solo desde la independencia se puede ser objetivo. Y nuestros clientes también se dan cuenta de ello; es necesario contar con un asesor independiente, que esté alineado con sus intereses. Un asesor que le ayude a gestionar su patrimonio de forma global y a orientarlo hacia su misión, además de tener en cuenta la optimización de costes junto a criterios financieros y fiscales.
Recuerde que una empresa de servicio de inversión independiente no se lleva comisiones por recomendar un determinado producto, ni recomienda productos propios. Esa libertad se traduce en una mayor rentabilidad para la cartera del cliente; el universo de inversión se amplía, y aparecen muchos activos que pueden ser mejores.
No se fíe de quien le da un asesoramiento gratuito; siempre hay cobros encubiertos. Creemos que una cartera asesorada no debería incurrir en unos gastos superiores al 1% anual. La congregación cuyo caso motiva estas líneas estaba pagando un 2% de más, aunque recibía un “asesoramiento gratuito”.
Y si tiene alguna duda, llámenos sin compromiso. Estaremos encantados de atenderle.
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