La negativa a crear una comisión de la verdad sobre los abusos sexuales en el conjunto de la Iglesia española sería un error histórico y una vergüenza que arrastraríamos todos los católicos durante décadas. No haber tomado la iniciativa provoca que la Iglesia vaya arrastrada por la voluntad de otros.
- PODCAST: Resaca ‘ad limina’
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Es tal el grado de responsabilidad de la estructura curial que, lamentablemente, tuvieron que ser los medios de comunicación laicos los que sacaran este tema a la luz, ya que la Iglesia careció del coraje para hacerlo. Por el contrario, recurrió a encerrarse en su caparazón para proteger inmoralmente a la institución, a costa del silenciamiento o incluso el castigo a las víctimas.
Esa actitud defensiva fue la que agrandó el crimen todavía más y extendió las culpas de unos cuantos al conjunto de la Iglesia. Hacerlo otra vez multiplicaría nuevamente el mal.
No se puede soslayar el asunto diciendo que debe hacerlo cada diócesis, cuando una y otra vez la Iglesia española actúa como una única institución. Da la impresión pública de que la Iglesia tiene muchos abusos que esconder y que sigue sin ser fiable.
Responsabilidades por encubrimientos
Si se niega entonces la única defensa en que podemos confiar las víctimas y el conjunto de los católicos, será en la comisión de investigación que establezca el Parlamento donde escucharemos una a una a numerosas víctimas describir con detalle los abusos, que quedarán escritos para la historia en el Diario de Sesiones del Congreso.
Hay quien teme el dinero que la Iglesia deba asumir y puede haber quien tema las responsabilidades públicas por encubrimientos. Hay momentos históricos en los que toda una generación se retrata y la imprescindible comisión de la verdad va a mostrar la talla de quienes tienen que decidir. No nos pueden dejar con esta vergüenza ante nuestros hijos.