“La conciencia nos habla si estamos dispuestos a escuchar”. Con estas palabras comienza la declaración del cardenal arzobispo de Boston y presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, Seán Patrick O’Malley, en respuesta a la carta del papa emérito Benedicto XVI.
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Tal como recoge Vatican News, O’Malley ha señalado que la carta del Papa emérito es una “confesión” personal y dolorosa, así como una “petición de perdón por los errores y fallos que se produjeron en ese contexto”.
“El Papa emérito nos ha hecho una descripción íntima del drama de su conciencia modelada por una vida de servicio a Dios y a su pueblo”, escribe O’Malley. “El mal sufrido por las víctimas de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes y religiosos y su gestión de dichos abusos pesa, con razón y necesariamente, en su conciencia”, asevera.
Caminar junto a las víctimas
Al analizar los efectos en las víctimas de los abusos y en la Iglesia actual, el purpurado señala que el “sobrio testimonio” de Benedicto XVI refleja “la conciencia de que ha habido momentos de profunda oscuridad que han marcado a los supervivientes”, pero, sobre todo, “indica que el reconocimiento de los daños irreparables” causados por la Iglesia y los fallos en la prevención de esos daños representan un “desafío” para quienes ocupan hoy puestos de responsabilidad.
De esta manera, el “testimonio” y la profunda “honestidad” de las admisiones del Papa emérito “deberían ser un estímulo para que todos defiendan a los supervivientes de abusos y protejan a los que hoy dependen del cuidado de la Iglesia”.