El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia, en el Palacio Apostólico Vaticano, a los participantes en la Plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales. Antes del discurso del Papa, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación, dirigió unas palabras de saludo al Santo Padre, dirigiendo su pensamiento al pueblo ucraniano.
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Asimismo, el papa ha cogido el testigo del purpurado y ha clamado contra las guerras. “Parece que el mayor premio de la paz se le debe dar a las guerras: ¡y esto es una contradicción!”, ha dicho Francisco. “Estamos apegados a las guerras, y esto es trágico. La humanidad, que se jacta de avanzar en la ciencia, en el pensamiento, en tantas cosas bellas, retrocede en tejer la paz. Y esto nos avergüenza a todos. Debemos orar y pedir perdón por esta actitud”, ha aseverado.
Francisco ha continuado reconociendo que “esperábamos que no hubiera necesidad de repetir palabras similares en el tercer milenio”. Sin embargo, “la humanidad todavía parece andar a tientas en la oscuridad: hemos sido testigos de las masacres de los conflictos en el Medio Oriente, en Siria e Irak; a los de la región etíope de Tigrai; y los vientos amenazadores todavía soplan a través de las estepas de Europa del Este, encendiendo las mechas y los fuegos de las armas y dejando fríos los corazones de los pobres e inocentes, estos no cuentan. Y mientras tanto continúa el drama del Líbano, que ya deja a mucha gente sin pan; jóvenes y adultos han perdido la esperanza y se van de esas tierras”.
Testimonio de comunión
Sin embargo, todos estos lugares, tal como ha señalado el Papa, “son la madre patria de las Iglesias orientales católicas: allí se han desarrollado conservando tradiciones milenarias, y muchos de vosotros, miembros del Dicasterio, sois sus hijos y herederos”.
Así, se ha dirigido a los presentes señalando que su “vida cotidiana es pues como una mezcla del precioso polvo de oro de vuestro pasado y el testimonio de fe heroica de muchos en el presente, junto con el lodo de las miserias de las que también somos responsables y el dolor que os causan factores externos”.
Por otro lado, el Papa ha señalado que el mundo “necesita el testimonio de la comunión: si damos escándalo con las disputas litúrgicas -y por desgracia las ha habido últimamente-, hacemos el juego del que es dueño de la división. sin embargo, casi siempre celebramos y rezamos los mismos textos litúrgicos”. “Estemos, pues”, ha añadido, “atentos a las experiencias que puedan perjudicar el camino hacia la unidad visible de todos los discípulos de Cristo”.