La Iglesia española se enfrenta cada año a un particular referéndum de credibilidad: la decisión de los ciudadanos de marcar o no la cruz en su declaración de la renta para destinarle parte de sus impuestos.
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En el ejercicio fiscal de 2020, un total de ocho millones y medio de contribuyentes han redoblado esta confianza, 40.000 más en plena pandemia. Precisamente la crisis sanitaria, social y económica que ha traído consigo el coronavirus provocará que la Conferencia Episcopal Española reciba 5,58 millones de euros menos, fruto de la reducción del poder adquisitivo.
En la actualidad, aproximadamente solo tres de cada diez euros que recauda la Iglesia para su sostenimiento provienen de este concepto, frente a las donaciones y a los ingresos por patrimonio y por las actividades económicas que realiza, lo que le permite actuar con la autonomía que precisa en su misión evangelizadora.
Transparencia
Precisamente por ello, ha de redoblar sus esfuerzos, no solo garantizando la transparencia del destino de cada euro que recibe, sino afianzando una credibilidad tocada por la crisis de los abusos sexuales, para que no se traduzca en un desafecto en la mano del contribuyente.