La pasada semana, y en una rueda de prensa, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, anunciaba la decisión de encargar a la firma legal Cremades & Calvo-Sotelo una auditoría independiente acerca de los informes e investigaciones sobre los casos de abusos a menores en el seno de la Iglesia española. En este barco vamos juntos la Conferencia Episcopal Española y los religiosos (CONFER), y este dato no se puede obviar porque es muy importante.
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Con esta decisión pensada y discernida queremos mostrar nuestra intención clara y decidida de esclarecer hasta las últimas consecuencias toda la verdad sobre la pederastia en la Iglesia en España, como lo hemos querido siempre. Son hechos que a todos nos hieren y escandalizan, sentimos vergüenza por los abusos cometidos por aquellos que estamos llamados a cuidar y no a destruir. Creo que nuestro apoyo a las víctimas es real y sincero, y ha ido afianzándose en la medida en que han visto la luz los casos de abusos a menores cometidos en la Iglesia.
Entiendo que los medios elegidos siempre son mejorables, incluso que otros podrían haberlo hecho de otra manera, pero hemos buscado el modo que creemos mejor e independiente ante un fenómeno complejo y, desgraciadamente, fácil de manipular por la opinión pública, que no siempre busca los fines que dice.
En estos días he leído muchas opiniones, y la primera pregunta que me surge, ¿cómo se puede pre-juzgar algo sin esperar a conocer los resultados, sin comprobar que el medio que se ha utilizado ha conseguido el fin que pretendía? Creo que, por el contrario, deberíamos ser lentos para juzgar y prontos para escuchar, parafraseando al apóstol Santiago. Es siempre buen consejo suponer la buena voluntad de los demás.
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