La última en romper el ‘techo de cristal’ ha sido Emilce Cuda, a la que el papa Francisco nombró a mediados de febrero nueva secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, cargo que desempeñará a la par que el otro secretario, el mexicano Rodrigo Guerra. La designación de esta teóloga argentina, en la directiva del organismo encargado de aconsejar y ayudar a las Iglesias de América Latina, es el último ejemplo de una mujer que llega a un puesto de responsabilidad en el Vaticano.
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Lo que hace unos años suponía un hecho insólito, se ha convertido en algo cada vez más habitual, como se ha visto con otros significativos nombramientos de los últimos meses. Entre todos ellos, destaca el de la salesiana italiana Alessandra Smerilli como secretaria ad interim del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la primera mujer que se convierte en la ‘número dos’ de un ‘ministerio’ de la Curia romana.
También resultaron significativas las designaciones de la religiosa francesa Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo de los Obispos y primera mujer que podrá votar en una asamblea sinodal; y la de la también consagrada italiana Raffaella Petrini como secretaria general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Nada machista
“Estamos muy contentas con estos nombramientos, aunque antes ya había algunas mujeres en puestos de responsabilidad, pero tal vez se hablaba menos de ello. Pese a lo que puedan pensar algunos, el Vaticano no tiene una estructura laboral machista: los hombres y las mujeres nos jubilamos a la misma edad y no hay distinción de sueldos según el sexo, lo que no ocurre aún en algunas empresas y en administraciones públicas”, afirma Margherita Romanelli, la presidenta de ‘Donne in Vaticano’ (Mujeres en el Vaticano), asociación nacida en 2016 y que agrupa a alrededor de un centenar de laicas y religiosas que trabajan en la Santa Sede.
Cada una aporta 20 euros anuales para financiar actividades, como los encuentros que mantienen el tercer viernes de cada mes o las celebraciones religiosas en distintas iglesias situadas dentro de los Muros Vaticanos. “Nuestro objetivo es crear una red de amistad, apoyo y solidaridad entre las mujeres empleadas en el Vaticano. Intentamos responder así a las exigencias materiales de muchas compañeras cuando llegan a Roma, como encontrar un alojamiento o realizar los trámites burocráticos. Si cuentas con una red de amistad que te apoya, te encuentras mejor y también eres más eficaz en tu empleo”, cuenta Romanelli, que trabaja en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Aumento de la presencia femenina
También es miembro de ‘Donne in Vaticano’ Gudrun Sailer, periodista de Vatican News, el portal oficial vaticano de noticias, que se encargó de realizar en 2020 un estudio –hasta entonces inédito– en el que mostraba la evolución en el número de mujeres empleadas en la Curia romana. Aunque en los dos años pasados desde entonces se han registrado nuevos nombramientos de mujeres en puestos significativos como los ya mencionados, aquella investigación sigue ofreciendo un panorama muy completo de cómo es la situación laboral femenina en la organización encargada del gobierno central de la Iglesia católica. “El número de mujeres que ocupan posiciones de alta responsabilidad en la Curia romana se ha triplicado en diez años”, sostiene Sailer.
También la cifra de trabajadoras ha crecido de manera exponencial: mientras que en 2010 había 697 mujeres (17%) entre los 4.053 empleados con que contaba el Vaticano y la Ciudad del Vaticano, en 2019 eran 1.016 (22%) de un total de 4.618 asalariados. Buena parte de este aumento se ha producido en los dicasterios, es decir, los organismos de la Curia romana que ayudan al Papa en el gobierno de la Iglesia universal.
“En 2010 eran 385 las mujeres que trabajaban en la Santa Sede, mientras que en 2019 eran ya 649, por lo que la cuota de personal femenino de la Santa Sede ha pasado del 17% a más del 24%”, escribe la reportera de Vatican News. En el Estado de la Ciudad del Vaticano, el incremento ha sido más modesto numéricamente, aunque con una llamativa excepción: desde 2016, los Museos Vaticanos tienen a una mujer como directora, la historiadora del arte Barbara Jatta.