Teoría y práctica en la comunicación Vaticana
Ya son nueve años, puede decirse que pasó un buen tiempo desde que el cardenal protodíacono anunciara a viva voz en la plaza San Pedro, al Papa que se definiría a sí mismo como venido de las periferias existenciales, tomando el nombre de Francisco. De alguna forma u otra este gesto, se interpretó como su primera señal sobre la esencia de su pontificado.
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El Santo Padre en estos años, estuvo muy concentrado en sus encíclicas, su producción literaria, en sus homilías y sus improvisaciones esclarecedoras, que aunque parezca una contradicción, son meditadas, así luzcan espontáneas. El Papa Francisco aporta con una enorme conciencia universal fundamentada en los evangelios, la doctrina social de la iglesia y sus experiencias en el camino que recorrió desde su formación inspirada en Vaticano II. Todo esto, se plasma en una agenda que esta ejecutando a pesar de las contramarchas que le impone la pandemia y las presiones internas.
El “Qué” de sus documentos pastorales en esa su ruta crítica, nos orienta en tiempos de la iglesia en salida, obispos, sacerdotes, vida consagrada con olor a oveja, en una iglesia sinodal, hermanos todos, con una mirada a la querida Amazonia, con signos y señales proféticas que calientan los corazones de los descartados, los más débiles, visibilizando a los invisibles que ocupan un primerísimo lugar entre sus prioridades.
Cómo comunicar su agenda y sus aportes a la interacción directa
“Cómo” lo hace, es sin duda alguna un desafío valientemente asumido. En un mundo que se acelera a veces demasiado obviando detalles, en una economía del lenguaje, dejando de lado el enriquecimiento semiótico de los mensajes, contaminándolos con noticias falsas o la falacia en la post verdad, mientras que él encuentra las formas directas para expresarse con cercanía y transparencia. Su objetivo cumplido, comunicar en un lenguaje sencillo al parecer carente de estrategias dirigidas a seducir a sus públicos y prescindiendo de intermediarios que puedan ayudar a gestionar los procesos comunicacionales.
Sus antecesores se rodearon de figuras muy destacadas en el ejercicio de vocerías en el Vaticano, como el recordado Joaquín Navarro Valls, genio y figura de la comunicación de la Santa Sede, o el Jesuita Federico Lombardi que hacían de eficientes puentes entre la Secretaria de Estado en la Santa Sede, los periodistas y la opinión pública mundial. El Santo Padre, enfrenta personalmente la gestión de los temas complejos, sin portavoces y a veces poniendo en aprietos a los responsables del dicasterio de la comunicación vaticana.
Un detalle no menos importante, es un rasgo muy jesuita; prioriza la agenda antes que su propia imagen, que es el objetivo de los ataques de los diferentes flancos mediáticos que están orquestados desde los lobbys contra la iglesia, que no cesan de hostigarlo sistemáticamente con oscuras intenciones. Es valorada la valentía de Francisco, cuando habla en las conferencias de prensa en el avión que lo lleva en los viajes a sus destinos pastorales. Parecería que esta sólo frente a los profesionales de la comunicación y el periodismo, aunque todos sabemos que lo acompañan la inspiración del Espíritu Santo y el servicio transparente que ejerce en la cátedra de Pedro.
La infodemia, el diagnóstico del Santo Padre
El pontífice menciona neologismos con creatividad y precisión lúcida en su aplicación. Uno de los últimos es la infodemia, cuando se refiere a la utilización excesiva de información manipulada, sin fuentes creíbles que dificultan el diálogo auténtico en esta crisis originada por la pandemia. El antídoto propuesto, escuchar con los oídos del corazón, como titula su mensaje en el día del patrono de la prensa católica y los periodistas, recordando a San Francisco de Sales. Escuchar no solo con el sentido de la audición, también involucrando al corazón como centro de la verdadera escucha, tan diferente a oír y utilizar la información para hacer daño al otro o para nuestro interés personal. Porque quien no tiene la capacidad de escuchar al otro, es muy difícil que pueda escuchar al propio Dios que intenta comunicarse a diario.
Esta infodemia a la que hace referencia, esta basada en el miedo y aseguró que estar adecuadamente informado es un derecho humano, palabras que dirigió el pontífice a un grupo de medios de comunicación católicos de todo el mundo a propósito de las noticias falsas sobre las vacunas contra el covid-19. En realidad, la tecnología aplicada en las redes sociales permite que todos seamos comunicadores en potencia. Como afirma Antonio Spadaro, director de la revista Civilitá Cattolica, hay que aprender a distinguir a quien dar confianza y credibilidad, porque el problema no se resuelve anulando las fuentes de información, sino encontrando las formas de seleccionar las que contribuyen a la construcción de la verdad.
Aprendiendo de su cercanía y carácter
La imagen sobrecogedora que vimos en marzo del 2020, en la plaza San Pedro vacía, oscura, con una lluvia muy fina, y la fragilidad del Papa que caminaba con dificultad subiendo poco a poco hasta quedar frente al crucifijo milagroso en Roma, nos lleva a los momentos más difíciles que retratan de cuerpo entero a la humanidad en pandemia, con el Santo Padre acercándose a Cristo para luego impartir su bendición Urbi et Orbi, con una simbología estremecedora de su cercanía a los que sufren en una misma barca que navega en la tormenta que aun no cesa. Esa fue la más poderosa forma de comunicar empatía, amorosamente expresada en esos momentos difíciles que después dieron paso a las innumerables jornadas de oración que se organizaron en todo el mundo.
Otro rasgo importante, es su firmeza de carácter que se expresa en las determinaciones que lleva adelante en los procesos internos de la Santa Sede. De los cambios, podrían escribirse libros enteros sobre lo que ha hecho hasta ahora, que no es el caso de hacer referencia en el presente artículo. Sí, relievar la sutileza de como los esta ejecutando, comunicando lo necesario, manteniendo silencios que también comunican en esos tiempos vaticanos tan eternos.
Me quedo con lo dice Federico Lombardi en su libro ‘Papas, Vaticano, Comunicación’ cuando se refiere al papa Francisco. “El ejemplo más elocuente en este campo, es probablemente propio de su nuevo estilo comunicacional, que esta caracterizado, como todos sabemos, de un alto grado de libertad y creatividad”. En muchos casos, el Papa no es la única fuente de información vaticana, pero ¿quién puede dudar de su liderazgo comunicacional en el mundo?, cuando hay mas de cinco millones de seguidores en Twitter que pueden atestiguarlo, con un estilo inconfundible que ya se quedó como un legado para las próximas generaciones, con expresiones simples de amor, esperanza, solidaridad, paz y dignidad.
Por Dr. Julio César Caballero Moreno. Ex Jefe de la Oficina Pontificia Comisión para América Latina y miembro de la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos