Tribuna

“De lo masculino a lo humano”

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Hablamos de nuevo paradigma cultural, de un cambio de época. Hay un discurso permanente con estas claves, pero en el fondo casi todos nos quedamos en lo teórico y con un interrogante de fondo muy sencillo: ¿Y a nosotros qué? A pie de calle que significa esto de que es necesario cambiar de paradigma. Aquí, en este libro testimonial y experiencial, “Hombre de cuidados” de Enrique Delgado, pacense, tenemos un ejemplo de andar por casa de que lo que es un cambio verdadero: los cuidados de siempre en un hombre nuevo. La humanización de la masculinidad para el encuentro de lo universal, de la armonía, de la equidad, de la riqueza mutua, del vivir y del sentir en otro orden de vida. Proceso que exige morir y entregarse para resucitar a un modo nuevo de entendernos y comprendernos.



El proceso, del que nos da cuenta Enrique con una confesión desnuda y viva, exige salir del hombre viejo. El paro se convierte en lugar de reconstrucción, desde adentro, poniéndolo todo pastas arriba como nos dirá el autor, tanto en la obra como en el blog donde ha ido compartiendo aventuras interiores y contemplativas de primer orden. Morir a una cultura, que no naturaleza, de la masculinidad que asegura según los cánones sociales impuestos, pero que limita y coarta las posibilidades reales de la grandeza de un interior que está llamado al encuentro y al amor más grande.

El camino de conversión humana pasa por miles de preguntas y sentimientos interiores, que necesitan ser puestos en cuestión con honradez y sinceridad ante uno mismo y ante los demás, a veces pasados también por una lectura creyente y evangélica pues se trata de lo más profundo del ser humano. Estamos ante un verdadero examen de conciencia profundo y positivo, que con dolor se abre a un proyecto de posible novedad.

Lo que más llama la atención es la articulación de una coherencia que va haciendo del autor la persona que quiere ser en unidad interna, el camino personal, original y auténtico, para descubrir su propia masculinidad por el camino de la vida, en el camino de una construcción integral del ser humano, a nivel personal, natural, social y comunitario. Hay una clave de fondo que es “dejarse hacer” y no imponerse a la realidad. Lo que supone una actitud de discipulado y humildad, eso que llamamos pedagógicamente aprender a aprender.

Un nuevo horizonte

Enrique parte de una situación, en este caso provocada por el paro, se abre un juicio interior y compartido con la pareja, en libertad frente a lo establecido, se inicia un proyecto de acción y de transformación para vivir el momento y hacerse desde él mejor persona y mejor compañero, entrando en la ciudadanía por el camino de lo verdadero y lo armónico, por la vía de una ecología que quiere ser integral, una apuesta radical por la vida. Todo ello vislumbrando un proyecto universal de sentido con la naturaleza, con toda la humanidad, en la historia y con el Absoluto que la fundamenta, desde una mirada cristiana en este caso.

Hombre Mirando Al Horizonte

La tensión permanente y transversal del relato es la disposición a romper marcos ya predeterminados que no se fundamentan en la verdad de lo real, sino en un imaginario ya construido y dado por sentenciado sin apertura al cuestionamiento, aunque la realidad se haya transformado con radicalidad y esté llamando a otras respuestas mejores y más humanas. Hay un modo nuevo de entender la masculinidad que nos hace más humanos y se abre a un horizonte de armonía más integrador y felicitante, tanto para los varones como para las mujeres, así como para todos los ámbitos comunitarios y sociales.

No hay duda de que este libro, en su sencillez, está marcando un cambio de época y de cultura, y lo está haciendo desde lo sencillo y lo oculto. Me gusta hacerlo en la comparación con el silencio oculto y de segundo plano de la figura de san José en la historia de la salvación, así también con los treinta años de vida oculta de Jesús en Nazaret. Los grandes cambios se realizan en lo diario de los pueblos, en la respuesta a las necesidades de cuidado y de amor que van surgiendo en la historia de cada día. Hoy la familia, la mujer, el varón, el padre, la madre, los vecinos, los ciudadanos… tenemos que aprender a vivir de otra manera. Necesitamos revivir y atender los cuidados de siempre de un modo nuevo, y aquí todos estamos llamados a conversión, hasta los obispos y los curas, según dice el papa. Yo tengo que aplicármelo.

La riqueza de este relato está precisamente en el horizonte que marca sin pretenderlo. Integrar los cuidados y la ternura de siempre en la masculinidad como elemento de humanismo que está inserto en las entrañas de todo lo humano más allá de su singularización sexual. La simbolización del “mandil”, como sacramento del cambio, sólo supone beneficios, para quien se lo pone y para quien recibe el servicio amoroso del cuidado y la ternura en cualquiera de los detalles simplificados y rutinarios como es preparar diariamente, con calma y cuidado, una comida que desaparece vorazmente en unos minutos que son de gloria para otros, a veces, con queja incluida porque el amor no condimentó con sal, lo que sin embargo se hizo con mucho salero.

Gracias Enrique por esta obra realizada en el silencio y lo oculto de tu vida, tu pareja, tu familia, tu casa, tu calle, tu sociedad, tu iglesia… Nadie que la lea se sentirá ajeno a ella y seguro que todos se enriquecerán. Si tuviera que definir al autor y su libro lo haría de este modo: El autor es una persona a la que “nada le es indiferente porque todo lo vive”, por eso no es un libro al uso, tiene una originalidad singular, se trata: de un libro de vida, escrito con entrañas, transparente desde la sencillez y la humildad, con una sabiduría de fondo natural e inocente, el autor se entrega y sirve ofreciendo novedad y regalando una interpelación universal para todos.

Presentación del libro:
“Hombre de cuidados. Una historia de andar por casa”
Autor: Enrique Delgado Amador. Edit. San Pablo. 2022
Salón de actos Colegio Farmacéutico. C/Ramón Albarrán,13. Badajoz
Jueves, 17 de marzo, 2022. 19 H.