Significativamente, ha muerto en el contexto de la invasión de Ucrania por Rusia el conocido político ruso Vladimir Zhirinovsky, líder del Partido Liberal Democrático. Fallecido este 6 de abril a los 75 años, se trata de uno de los mayores referentes del populismo y ultranacionalismo ruso antioccidental.
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Vehemente, protagonizó discursos incendiarios y gestos polémicos, como cuando tiró al suelo y pisoteó el crucifijo de un pope o, sobre todo, invitó a unos periodistas a “violar” a una compañera que le hizo una pregunta que sobre la prohibición de Ucrania a dejar entrar en su país a rusos varones y que, embarazada, tuvo una fuerte crisis nerviosa.
Profunda tristeza
Pese a este conflictivo historial, Kirill, patriarca ortodoxo de Moscú y gran defensor de Putin en la invasión ucraniana, ha publicado un mensaje de condolencias en la web del Patriarcado en el que comparte “tristeza” y ofrece “mi profundo y sincero pésame por esta pérdida”.
A continuación, Kirill ilustra las principales ‘virtudes’ del político fallecido: “Un orador de talento y un ferviente patriota de Rusia, no indiferente al destino del pueblo y la cultura rusa. Un líder carismático y una figura política activa, sensible a las necesidades de la sociedad: así es como millones de personas recordarán al fallecido”.
Gran erudición
Sin olvidar “su erudición y su conocimiento de los hechos de la historia mundial y nacional, así como de las particularidades de las relaciones internacionales”, que “le ayudaron a emitir valoraciones expertas y precisas, que luego se convirtieron en objeto de animados debates en Rusia y en el extranjero”.
Todo para concluir que Zhirinovsky “fue una personalidad polifacética, extraordinaria y viva, que durante treinta años dirigió ininterrumpidamente la facción más antigua del Parlamento de nuestro país. Gracias a la autoridad y los esfuerzos activos del fallecido, el Partido Liberal Demócrata ha ocupado merecidamente un lugar destacado en la escena política de Rusia”.
Perdón a sus pecados
Un sentido homenaje que concluye así: “Que el Señor misericordioso perdone los pecados, tanto voluntarios como involuntarios, de su siervo Vladimir, le conceda un recuerdo eterno y consuele a todos los que lloran su muerte”.