José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

¿Qué decimos, cuando decimos: “Felices Pascuas”?


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Ayer celebramos la Vigilia Pascual, el acontecimiento litúrgico y teológico más importante del año, con su caudal de lecturas y de preciosos símbolos como la luz y el agua. Al salir de la misa nos dijimos “¡Felices Pascuas!”, con un tímido saludo, todavía temerosos del funesto bicho que nos confinó durante dos años, que tantas vidas cobró y que todavía no desaparece.

¿Qué significado tiene el “Felices Pascuas”? ¿Qué te digo, cuando te digo: “Felices Pascuas”?

Cuando te digo: “¡Felices Pascuas!”, quiero decirte que te felicito por haber corrido este maratón cuaresmal, por haber superado los obstáculos y paredes que un período así de largo nos coloca de frente, por no acelerar el paso ni disminuirlo, manteniendo un ritmo constante de preparación para llegar a la meta, ayer por la noche, en la magna celebración pascual.

Cuando te digo: “¡Felices Pascuas!”, quiero decirte que te admiro por tanta oración elevada a Dios en estas cuatro decenas; por proponerte -y cumplir- sacrificios y mortificaciones que no haces en otras épocas del año; pero, en especial, por las buenas obras de caridad que incrementaste de manera notable, por tus apoyos a migrantes e indigentes, por tu cercanía con quienes sufren.

Jesús Resucitado

Cuando te digo: “¡Felices Pascuas!”, quiero decirte que te invito a prolongar este esfuerzo durante todo el año. No podemos tomarnos unas “vacaciones pascuales”, echando por la borda lo ganado en esta Cuaresma que acaba de concluir. El tránsito por este mundo es un continuo pasar de la muerte a la vida, dejando atrás lo que nos separa de Dios y de los demás, y fortaleciendo aquello que nos acerca.

Cuando te digo: “¡Felices Pascuas!”, quiero decirte que te recuerdo el compromiso de quienes anhelamos ser seguidores de Jesucristo y convertirnos en sus discípulos. Si algo nos debe distinguir frente a tragedias como pandemias, guerras, enfermedades y muertes, es la certeza de la resurrección, basada en la historia de Lázaro y del mismo Jesús de Nazaret.

Por todo ello, entonces, te digo: “¡Felices Pascuas!”.

Pro-vocando

Bueno, al menos no todos los dardos tradicionalistas van dirigidos al papa Francisco, aunque lo afectan de modo tangencial. Resulta que cuatro Cardenales y 70 obispos -en su mayoría de Estados Unidos y Tanzania- enviaron una carta a los obispos alemanes, afirmando que su sínodo es “destructivo”. No me asombra ver la firma del cardenal Burke, conocido por sus posiciones en contra de una renovación eclesial, pero sí las de tantos prelados africanos que, uno supondría, serían más abiertos. Pues no. Imagino que fueron bien domesticados durante su segura estancia académica en Roma.