Este 1º de Mayo, fiesta del trabajo, el Papa ha invitado, en el regina coeli, a renovar el compromiso de lograr un trabajo digno para todos. Además, ha subrayado la necesidad de “garantizar en el mundo del trabajo haya voluntad de hacer crecer una economía de paz”.
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Pero, sobre todo, después de la oración mariana Francisco ha recordado también “a los obreros muertos en el trabajo, una tragedia muy difundida, tal vez demasiado”.
Durante la oración, el Papa ha reflexionado sobre el Evangelio de la liturgia de hoy (Jn 21, 1-19), en el que se narra la tercera aparición de Jesús resucitado a los apóstoles. “Es una reunión que tiene lugar cerca del lago de Galilea y en la que interviene principalmente Simón Pedro”, quien se dirige a pescar. “Mientras el Resucitado espera, Pedro, quizás un poco desanimado, les propone a los otros a volver a su vida anterior. Y los demás aceptan”.
Un nuevo impulso
“A nosotros también nos puede pasar, por cansancio, por decepción, quizás por pereza, que nos olvidemos del Señor y descuidemos las grandes elecciones que hemos hecho, para contentarnos con otra cosa”, ha reconocido Francisco. Sin embargo, Jesús “regresa nuevamente a la orilla del lago donde había elegido” a los apóstoles, y les invita “a echar de nuevo sus redes, con valentía. Y una vez más las redes se llenan más allá de lo creíble”.
“Hoy estamos invitados a un nuevo impulso“, ha dicho el Papa, “a sumergirnos en el bien sin miedo a perder algo, sin calcular demasiado, sin esperar a que los demás comiencen. Porque para ir al encuentro de Jesús hay que desequilibrarse”.