Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

El mercado y su relación con el deseo y la religión


Compartir

De vez en cuando voy a comentar algunos libros que voy leyendo y que tratan de una manera directa o indirecta algún tema relacionado con la economía. Voy a comenzar con un libro de un teólogo brasileño que se llama Jung Mo Sung, se trata de ‘Deseo, mercado y religión’ y fue publicado en español por la editorial Sal Terrae, en su colección Presencia Social en el año 1998.



No ha sido el primer libro que he leído de este autor que ha sido uno de los que me han ayudado a construir mi pensamiento y a abrir en mi mente dimensiones económicas que nunca antes hubiese sospechado. Su profundidad teológica y su perspicacia a la hora de analizar un sistema económico que me gusta denominar economicista, me han permitido profundizar en muchos aspectos que de otra manera me habrían pasado desapercibidos.

El valor principal de este libro es, a mi modo de ver, descubrir la verdadera esencia que tiene el pensamiento utópico que hay detrás del economicismo, es decir, mostrar de una manera clara cómo los principales teóricos del sistema económico actual dan un sentido teleológico a una economía cuyo principal objetivo es lograr el crecimiento económico. El autor descubre y describe cómo las ideas económicas rivalizan en el cumplimiento de las promesas del cristianismo.

Tecnología

También describe la relación que se establece entre el progreso tecnológico y el crecimiento económico y como ambos se complementan en una simbiosis que busca cumplir la promesa de nuestro sistema económico que no es otra que la posibilidad de satisfacer el mayor número de deseos humanos a través de un incremento de la producción de bienes, servicios y experiencias. La sociedad economicista y el progreso tecnológico se unen en el logro de este propósito.

No ha pasado de moda

Muestra, además, como este sistema económico necesita y potencia una manera de ser auto-referente, una exaltación del mérito como camino para alcanzar el éxito y como criterio de condena a aquellos que quedan a un lado excluidos por el sistema económico. Como sacraliza lo económico para darle una dimensión teológica que va más allá de la ciencia o de las soluciones prácticas del día a día de modo que el economicismo se comporta como una nueva religión, con sus creyentes, sus sacerdotes, sus ritos y sus promesas de salvación. El autor afirma que los cristianos tenemos que saber presentar alternativas y propuestas a este economicismo.

Me he encontrado con un libro que, a pesar de los años pasados desde que se escribió y más allá de algunos comentarios arraigados en su momento histórico, no ha pasado de moda. Su contenido no solo está totalmente vigente en el momento, sino que me atrevería decir que lo que describe y analiza en él se da de una manera más intensa en la actualidad que cuando fue escrito.