El cardenal Blázquez, Hijo Predilecto de Valladolid: “Es un signo de la contribución de la Iglesia al bien común"

El cardenal Ricardo Blázquez es desde hoy Hijo Predilecto de Valladolid. El actual arzobispo de la archidiócesis castellana, que nació en la localidad abulense de Villanueva del Campillo hace 80 años, ha recibido esta mañana el reconocimiento de manos del alcalde, Óscar Puente, en un acto celebrado en los jardines de Portugalete, junto a la catedral de la capital.

Se trata de un título que hasta ahora solo había recibido cinco personas: los escritores Miguel Delibes, Rosa Chacel y Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña; el primer alcalde de la democracia, Tomás Rodríguez Bolaños; el presidente de Renault, José Vicente de los Mozos.

Con ‘La Misión’ de fondo

La ceremonia arrancó cuando el purpurado y el primer edil entraron acompañados por los acordes de ‘La Misión’, uno de los temas predilectos del homenajeado, interpretada por la Banda Municipal.

“Me recibís como hijo en la ciudad y yo me uno cordialmente a vuestra familia en relación recíproca”, agradeció el cardenal que se detuvo en su misión “a lo largo de los 12 años transcurridos en la Diócesis, respetado y estimado por el Ayuntamiento de la ciudad”.

Fe libre

“Lo valoro como signo de aprecio de la Administración por la contribución de la Iglesia al bien común”, comentó Blázquez, que señaló a continuación: “La fe cristiana es libre, pero no es irrelevante; a nadie se le puede imponer, pero su beneficio es perceptible cuando se despliega auténticamente en las personas y en su convivencia”.

“Me alegro de la impresión eclesial, social y cultural que provocó. Haber podido contribuir en esa ocasión singular a la irradiación fuera de España de nuestra Semana Santa fue para mí motivo de honda satisfacción”, señaló sobre la reciente presentación ante el Papa y en la Embajada de España ante la Santa Sede de la piedad popular vallisoletana.

El deseo del purpurado

Durante su alocución, también expreso su deseo de ser enterrado en la catedral de Valladolid: “He sido obispo para vosotros y soy vallisoletano con vosotros. Muchas gracias. En la catedral deseo ser enterrado, para sellar de esta manera mi doble pertenencia, como arzobispo de Valladolid y como ciudadano con vosotros”.

Al justificar el homenaje, el alcalde socialista repasó la trayectoria de Blázquez, remontándose más allá de su desembarco en Valladolid en 2010. “Ha mostrado siempre sentido de la responsabilidad, consciencia de la importancia que la Iglesia Católica tiene para esta ciudad, de la necesidad de entendimiento entre las instituciones y de esas instituciones, con la ciudadanía”, comentó un Puente emocionado, que no dudo en traer al presente, por ejemplo, el funeral de Miguel Ángel Blanco o su doblete como presidente de la Conferencia Episcopal Española.

Convencido de la distinción, el edil llegó a afirmar que “Don Ricardo habla bajito y pausado, pero dice verdad y es contundente, como lo es la ciudad de Valladolid”.

Encuentro y acogida

El obispo auxiliar de Valladolid y compañero de fatigas de Blázquez, Luis Argüello, destacó durante su intervención, destacó que el homenaje no solo reconoce a una persona, sino a “una institución”, lo que le llevó a reivindicar la necesidad de una “mutua colaboración” entre Iglesia y poderes públicos “en un respeto de cada cual, en un tiempo nuevo como el que nos toca vivir que precisa de capacidad de encuentro, de acogida, de un diálogo que supera la dialéctica de los contrarios y que busca puntos de encuentro y de favorecer el bien común”.

El también secretario general del Episcopado español elogió del arzobispo “la bondad que atesora, la sabiduría que testimonia, la capacidad de generar paz y encuentro que atestigua, sea reconocido por nuestra institución municipal”. Adentrándose en el día a día del trabajo con Blázquez, destacó cómo “ni altera ni se altera. Nos da paz. En medio de situaciones complicadas tiene la capacidad de transmitir paz, serenidad, tiempo, paciencia y buscar la manera de solucionar las situaciones difíciles”.